Me acaba de contar un profesional de una compañía aérea que acaba de regresar de La Habana hace unas horas, que la situación alimenticia en la la Isla en extremadamente grave.
Cortes de agua y electricidad en la mayoría de las grandes poblaciones como Santiago de Cuba o Camagüey, falta de alimentos básicos en las cartillas de racionamiento y falta de medicinas fundamentales; en definitiva, extrema necesidad: hambre, miseria y desesperanza, que unido a la persecución de la disidencia que queda en la Isla, recoge claramente, una vez más en la historia mundial, el fracaso de una ideología de terror y miedo como es el comunismo real.
Un comunismo real, que vividores de la política tienen la “cara dura” de calificar de “progresismo”, efectivamente, es el progresismo de unos pocos, que viven muy bien y persiguen y maltratan por sus ideas al resto.
Por todo ello, da vergüenza que un personaje multimillonario como Pedro Almodóvar tenga la “cara dura” de hablar de los peligros del “fascismo”, cuando gestionó supuestamente junto con su hermano una sociedad “offshore”, domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas, un territorio considerado paraíso fiscal.
El peligro en el mundo no es el “fascismo” que no gobierna prácticamente en ningún lugar y muchos menos se aplican sus prácticas, sino el comunismo o el socialismo llamado del siglo XXI, que destroza países como Venezuela, Cuba e intenta destrozar otros con medidas perversas y fracasadas.
Es la hora de quitar la “careta” de los llamados “pijos progres” de salón, que pontifican sobre lo que no practican y se dedican a jalear gobiernos perversos.