Conocer la situación empresarial y financiera de Cantabria en estos momento da miedo.
Hoy, último sábado de este 2.019 nos desayunamos conociendo un nuevo ERE, en este caso de extinción de Puertas Nueva Castilla, una empresa de referencia en la comarca del Besaya con unos 60 puestos de trabajo.
Por otro lado, también nos despertamos conociendo que la deuda de Cantabria que hace doce años era de las más bajas por habitante, sigue creciendo y en el último año ha crecido un 1,2 por ciento y se sitúa en los 3.185 millones de euros.
Con estos datos en la mano, uniendo la información de que Cantabria, ha sido en el mes de octubre la región que más ha tardado en pagar a sus proveedores, situándose en la cola, podemos darnos cuenta la realidad económica y empresarial que vivimos en esta Comunidad.
Siendo esto grave, es mucho más grave la falta de respuestas creíbles de nuestros dirigentes políticos y de las organizaciones empresariales y sindicales, que a pesar de la situación no hacen ni dicen nada.
Si el Gobierno de Puertochico, fuera otro color, con la presente situación, Cantabria, estaría en permanente manifestación y no es que eso sea la solución ni mucho menos, pero ya sabemos las diferentes varas de medir que tenemos en este país.
Todo esto ocurre y nadie se avergüenza de que los presupuestos de Cantabria para el próximo año, no tengan prácticamente inversión y si contemplen aumento del gasto corriente, lo que no deja de ser una frivolidad más.
A este paso, Cantabria se convertirá en un balneario en el que sólo existirá el sector servicios, un pobre muy pobre futuro para nuestros hijos; eso si, seguiremos siendo “infinitos”.