Llorar por la leche derramada no conduce a nada, pero si sirve de lección.
Si desde la famosa moción de censura a Rajoy, utilizando medias verdades, al menos, se hubiera seguido una política económica adecuada en la línea anterior que recortaba poco a poco el déficit público y trataba de aprovechar un crecimiento del tres por ciento, para caminar en el saneamiento de nuestras finanzas púbicas; sin duda hoy estaríamos en una mejor situación para hacer frente a la problemática generada por la pandemia, no sólo en las personas sino también en la economía.
Tendríamos un margen mayor de cinco puntos en nuestro endeudamiento sobre el PIB y no hubiéramos llegado como ocurre sin apenas margen a la situación actual.
Hay que tener en cuenta, que con el actual ejecutivo a pesar de los grandes aumentos en recaudación, el PIB alcanzo en el 2.019 en términos de caja un desfase de 33.223 millones de euros.
El gasto improductivo del gobierno de Sánchez con aumento de asesores y altos cargos ha sido descomunal y además se ha retenido o no pagado unos 2.400 millones de euros a la Autonomías, todo ello se ha hecho en base a tener uno costes de financiación muy favorables, sin querer darse cuenta que una financiación tan favorable. no tiene porque persistir en el tiempo y se debiera de haber aprovechado para reducir el “apalancamiento” de las finanzas públicas.
Por todo ello, se pude en parte entender, que algunos países con presupuestos saneados se nieguen a mutualizar la deuda con unos gestores tan deficientes.
La alternativa al final, será que la ayuda de la UE llegará a España, para atender a personas y empresas, pero estará sometida como es lógico a controles muy severos y eso no lo quiere Pedro Sánchez, porque le impedirá tener las manos libres para hacer su voluntad