El derecho a preservar la salud propia y de los demás es un derecho básico y como tal no tiene discusión.
Lo que si se puede discutir, es la proporcionalidad y los criterios que se utilizan para preservar la salud en la actual pandemia del Covid-19.
Vaya por delante que creo que todas las precauciones son pocas y que los ciudadanos debemos ser responsables y colaborar para preservar la salud propia y ajena.
Dicho esto, cada vez es mayor y no me extraña, el número de personas que cuestionan la medidas que toman las autoridades para supuestamente controlar la pandemia.
Muchas de estas medidas son ocurrencias, sin datos científicos claros que avalen las mismas, otras son sencillamente discutibles, como si realmente son contagiosas las personas llamadas asintomáticas, e incluso la utilidad de la propia mascarilla en ámbitos abiertos.
Levanta sospecha que se trate de desacreditar opiniones razonadas de prestigiosos investigadores que cuestionan algunas de estas medidas.
Desconozco totalmente si estos investigadores y médicos tienen nada, un poco o mucho de razón, pero si puedo decir que son maltratados por los medios de comunicación sin razonamiento alguno y sin escucharles con atención.
Me pregunto, que razón tenemos los ciudadanos para creer más a los dirigentes políticos que a estos científicos.
Levanta sospechas algunas decisiones incongruentes.
Si uno viaja en tren puede llevar a otra persona a medio metro o menos y parece que nadie dice nada, sin embargo, se obliga a llevar mascarilla en espacios abiertos incluso si no hay nadie.
Los jueces, debieran de estar atentos y velar por la proporcionalidad de las medidas de unos políticos desorientados, mal asesorados e incapaces de buscar opiniones contrarias para contrastar sus decisiones.
Por lo tanto, tomemos todos precauciones posibles, pero no entremos en pánico como parecen querer algunos medios informativos.