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Le envidia, es un sentimiento o estado mental, en el cual existe dolor o desdicha, por no poseer uno mismo lo que tiene otro, sea bienes o cualidades superiores u otra clase de cosas tangibles o intangibles.

España, como de la historia se desprende, es un país con demasiados envidiosos, obviamente no todas las personas son envidiosas, pero de verdad parece, que hay demasiadas.

La envidia, es un pecado capital del que se desprende transversalmente otros pecados también graves.

Les pongo un ejemplo claro de envidia. La victoria del Real Madrid en la Copa de Europa, consiguiendo la decimoquinta copa para sus vitrinas, ha sido motivo de elogio en los cincos continentes, menos por ejemplo en algunos medios escritos del País Vasco y Cataluña, no todos, pero si demasiados.

No han destacado en titulares la noticia, en el algunos casos, se ha publicado en algún rincón de las páginas interiores, con pocas líneas, no vaya a ser que los nacionalistas independentistas se enfaden.

Tengo claro que toda esta forma de actuar, es consecuencia de un “aldeanismo” absurdo que oculta cierta inferioridad por una parte de la sociedad, que se demuestra exagerando y buscando diferencias.

En definitiva, la envidia es un “carcoma” que corroe al que la tiene, extendiendo su frustración permanente a los demás. Una autentica desgracia.

La Presidenta de la Comisión Europea, Doña Úrsula Von der Leyen, ha pasado por España en campaña. Ha estado en un acto electoral en Galicia, acompañando al señor Núñez Feijoo y después se trasladó a Madrid, al Santiago Bernabéu, para ver en pantalla gigante junto a miles de aficionados, la final de la Copa de Europa.

Esta señora, que se sepa, no nos ha dicho nada de nada que la comprometa.

No nos ha dicho que medidas piensa tomar para defender la agricultura y ganadería en Europa, no nos ha dicho nada que medidas va a tomar para que los llamados procesos de descarbonización, no se lleven por delante la industria en el viejo continente, no nos ha dicho nada sobre como se piensa abordar el grave problema de las mafias que trafican con seres humanos, y tampoco nos ha explicado porqué ha mirado hacia otro lado, cuando se intento propiciar un “golpe de estado” por parte de los independentistas catalanes.

Doña Úrsula, se lavó las manos como Pilatos y de hecho,tenemos a Puigdemont, moviéndose libremente por Europa.

Tampoco esta señora, nos dado explicación, del porqué de las políticas en favor del aborto de la UE y por supuesto, ni media palabra sobre la compra multimillonaria de vacunas que han tenido que ser destruidas, ni de los tachones en los contratos de las empresas farmacéuticas, ni de su negativa a explicar nada sobre la pandemia.

El invitar a esta señora a España, por parte del PP, es un error, incomprensible, porque miles de agricultores y ganaderos, tienen en su memoria el sufrimiento y la depresión causada por las medidas absurdas tomadas por la Comisión que ella todavía preside.

Hubiera sido más lógico que esta señora, hubiera ido a un mitin del PSOE, donde creo que sus medidas serían mejor acogidas, por los amigos del Foro de Davos.

 

¿Qué es lo que se llama en España progresismo?.

En España, se llama “progresismo”, a prometer una cosa y hacer la contraria.

Se llama “progresismo”, a pactar por siete votos con los enemigos de la Constitución y de España.

Se llama “progresismo”, incumplir casi por norma general la promesas realizadas en campaña electoral.

Se llama “progresismo”, a no defender la vida desde su concepción y decir que el aborto es un derecho.

Se llama “progresismo”, que se gaste en temas colaterales y no hay dinero para los importantes, como la atención a los enfermos de ELA.

Se llama “progresismo”, ha endeudar sin control al Estado, mientras se aumenta la presión fiscal hasta límites poco soportables.

Se llama “progresismo”, a tener la tasa de paro mas alta de la UE.

Se llama “progresismo”, a perder poder adquisitivo como está ocurriendo en España.

Se llama “progresismo”, a tratar de estigmatizar a aquellos que piensan diferente sobre la vida, la política y la sociedad, calificándolos de “fachosfera” y otros calificativos desagradables.

Se llama “progresismo” en España, a tratar de ocultar las violaciones de los derechos humanos en Cuba, Venezuela y en países del Golfo Pérsico y otros.

En definitiva se llama “progresismo”, al puro relativismo.

Pero si ha existido otro “progresismo” por supuesto: Aquel que se dedicaba a tender puentes, a intentar mejorar la vida de los ciudadanos, aquel que respetaba al que pensaba distinto, aquel que criticaba con fuerza el comunismo sin ningún tipo de complejos, en definitiva, aquel “progresismo” integrador.

Ojala, podamos volver algún día algo similar o igual al “progresismo” integrador.

Los españoles lo agradeceríamos.

Hay que pedir a los diferentes candidatos en las Elecciones al Parlamento Europeo, nos informen de su proyectos para Europa y no nos hablen de política interior, por mucho que sea importante.

¿Queremos saber, que se piensa de la Agenda Verde y del futuro agrícola?, también queremos saber, que piensan nuestros futuros eurodiputados de la burocracia y leyes, que en vez de ayudar a nuestro agricultores y ganaderos, les hace abandonar.

Queremos saber, si se va a permitir la importación sin control de productos de otros países sin la calidad sanitaria que se exige a los productos producidos en Europa.

Queremos saber, si se controlará a las mafias que introducen ilegalmente personas en el viejo continente.

Queremos saber, si se va a seguir la Agenda 20-30, que es un “disparate” social y económico.

Queremos saber, si la UE, va a buscar acuerdos para parar la guerra entre Ucrania y Rusia o va a seguir alentando el armamentismo.

En definitiva, queremos saber si se quiere hacer una UE auténticamente democrática que defienda a los ciudadanos, o quiere convertirse en una sucursal del Foro de Davos.

Las elecciones del día 9 de junio son al Parlamento Europeo, y no para aprobar o suspender al señor Sánchez, aunque puedan producirse derivadas.

En resumen, pregúntense si quieren una Europa de libertades o una Europa de normas y leyes, que acabe siendo una “camisa de fuerza”.

Vivimos en una sociedad llena de incoherencias, en una especie de locura colectiva y sin sentido.

El Rey don Felipe y el Presidente del Gobierno, han recibido, con todos los honores al máximo dignatario de Ucrania, señor Zelensky y se ha firmado un “memorándum” de ayuda militar por importe superior a mil millones de euros.

Mientras, España, sin presupuestos y sin control parlamentario, dice que aportará más de mil millones de euros en material bélico.

Pero resulta, que España es al mismo tiempo uno de los mejores clientes de Rusia en compra de gas.

El pasado año, España, aumento un 30 por ciento las importaciones de gas de Rusia, suponiendo, un 18 por ciento de nuestras importaciones totales.

Esto parece, dicho con respeto, el “camarote de los hermanos Marx”.

Por un lado, se hincha de beneficios a Rusia y por otro se dan ayudas a Ucrania.

Vivimos en un engaño permanente, en un relativismo feroz de personas sin vergüenza y sin capacidad de gestión.

Pedimos con razón parar la guerra y los ataque en Gaza, pero por otro lado, donde mueren soldados, casi niños de Ucrania y Rusia, seguimos mandando material y no hablamos de paz ni de búsqueda de acuerdos.

La gente bien, quiere la paz en todos los lugares del mundo, sin distinción y los fallecidos todos, son seres humanos con dignidad.

Por otro lado, es este “camarote de los hermanos Marx”, que es la política española, una parte del Gobierno, dice que hay que mandar material militar a Ucrania y la otra parte protesta, pero no abandonan su cargo.

En definitiva, no nos respetan intelectualmente, la mayoría de la clase política actual, cosa que no me extraña en una sociedad cada vez más aturdida y “lanar”.

Sin duda, las Elecciones al Parlamento Europeo del domingo 9 de junio, son las más importantes de las celebradas hasta ahora en esta institución.

La deriva intervencionista, tanto del Consejo, como del Parlamento Europeo, en esta última legislatura, ha supuesto un claro retroceso en nuestros derechos como individuos y en nuestras propias libertades.

El desvarío a través de una legislación agobiante, que en vez de mejorar la vida de los ciudadanos, sólo ha sido una especie de “camisa de fuerza” al desarrollo de nuestro libre albedrio.

La burocracia funcionarial y política de la institución europea, se ha olvidado por completo de lo que siempre ha debido ser de la Europa de los ciudadanos.

Hemos tenido una Comisión Europea, que más ha parecido actuar al dictado del Foro de Davos y de intereses ejénos extracomunitarios, que ha atender las necesidades de los países y sobre todo de las personas.

Las exageradas políticas climáticas, que sólo contribuyen a aumentar la inflación y a la perdida de competitividad de la empresas europeas, la políticas derivadas de la llamada Agenda Verde, que ha hecho que miles de explotaciones hayan tenido que ser abandonadas en toda Europa, por no ser rentables para coartar nuestras libertades como seres humanoss , mas libera´el aumento de la burocracia hasta límites desesperantes, las llamadas políticas LGTBI que en nada debieran incumbir a la UE, al ser un asunto de cada país, la actitud de carácter poco o nada transparente de la Comisión Europea en la crisis del COVID, comprando millones de vacunas que han tenido que ser destruidas, sin transparencia alguna, con tachones en los contratos e intentando un control de la personas en sus viajes , algo más digno de países totalitarios.

Las UE, no nació para hacernos la vida más complicada, y mucho menos para coartar nuestras libertades como seres humanos.

Por lo tanto, es necesario que los dirigentes europeos, se den cuenta que no estamos dispuestos a perder nuestras libertad y nuestros derechos, ni tampoco nuestras tradiciones y formas de ver la vida y la sociedad; por todo ello son muy importantes estás elecciones.

El reto está entre las libertades o la opresión, ni más ni menos.

El señor Sánchez, agita ahora en campaña que vengan los “hombres de negro” y la “motosierra”.

En campaña electoral se agita el miedo, en una relato que alguien ingenuo se puede creer, pero que en realidad sólo es humo y palabrería.

A no ser que el señor Presidente, sea consciente de verdad que la situación económica que su Gobierno puede dejar es preocupante, y vaya si lo es, con una deuda pública púbica fuera de control, con las exportaciones en caída libre y con unos índices de productividad muy bajos,

Hay que tener mucho cuajo, para hablar de los “hombres de negro”, después de gastar y recaudar a manos llenas, con unas recaudaciones “record” y unos gastos también “record”.

En España, no hay ultraderecha con posibilidades de gobernar, hay un partido de centro derecha, el PP y un partido más conservador VOX, pero que de modo alguno se puede hablar de ultraderecha.

Están cambiando el sentido de las palabras, de ultraderecha, puede ser Alternativa para Alemania, pero en modo alguno se puede llamar de ultraderecha a partidos constitucionalistas.

Para el señor Sánchez, cualquier persona que disienta con sus intereses es de ultraderecha, es un apestado al que se señala.

Me da la impresión que con los resultados que pueden producirse en Europa en las próximas elecciones al Parlamento Europeo, el señor Sánchez, puede estar preparando el terreno para deslegitimar el resultado y decir que hay un peligro de la ultraderecha, cuando el peligro viene de los comunistas, de los amigos del Foro de Puebla, del Globalismo intervencionista.

Menos monsergas con el miedo a la ultraderecha, que de momento no son ningún peligro, sólo en el pensamiento interesado del señor Sánchez.

Hace unas horas, cuando pasaba por la caja de un supermercado, me solicitan si quiero colaborar con el Banco de Alimentos, colaboré con gusto, pues los Bancos de Alimentos, prestan una extraordinaria labor solidaria, atendiendo a muchos colectivos desprotegidos y con necesidades alimenticias fundamentales.

Regresando a mi casa, me vino a la memoria, las recientes palabras del Presidente del Gobierno, diciendo que “España va como un cohete”, debe de ser para su amigos que coloca en Consejos de Administración; por cierto me preguntaba, cuantas personas pueden ser atendidas debidamente y cuantos puestos de trabajo se pueden crear, con los dos mil millones de euros, que por cierto no tenemos, gastados para comprar acciones de Telefónica, todo un capricho presidencial, para controlar y situar amigos fieles.

Vivimos en una nación en la que el sentido común, ha dejado de existir, en manos de un clase política y mediática que ocultan en general, los grandes problemas que tenemos y se dedica a la “política espectáculo”, mientras los verdaderos intereses nacionales se abandonan.

En definitiva, vamos como “un cohete”, pero sin control alguno y acabaremos chocando con la corteza terrestre, es decir con la realidad, antes de lo que muchos piensan.

La deriva de este país, empieza a ser peligrosa, para la libertad y para de lo que tanto se habla: el llamado estado de bienestar, cada vez más amenazado, por la nefasta gestión que tenemos que soportar.  

“Todo lo que es excesivo termina siendo insignificante”, dijo el político francés del siglo diecinueve, Charles Maurice de Talleyrand. Realmente, es lo que ocurre en la vida política y mediática española, se vive en la exageración, en el insulto mal educado e inútil, se toman decisiones absurdas y sin sentido y se tiene en definitiva día tras día entretenido al personal, mientras que los grandes problemas o no se solucionan, o se solucionan mal.

Estamos tomados por estrategias, que sólo sirven para agarrarse al cargo, sin aportar un ápice a la convivencia ni al bien común, se beneficia a unos, mientras se señala a otros que piensan distinto por el mero hecho de pensar distinto.

La lucha por el poder, no tiene ya el sentido que debiera tener: servir a los ciudadanos sin exclusión y mirar por el bien común y la dignidad de la nación.

Se buscan los grandes titulares, se miente a derecha e izquierda y se hurtan los debates claves para mejorar nuestro futuro, por si fuera poco, se “retuercen” o se incumplen leyes y preceptos mientras el pueblo asiste impasible al “desarme” del estado de derecho y de la igualdad ante la ley.

Es necesario recobrar el respeto y sentido común y “resetear” está forma de gestionar nuestro destino, a través de una clase política distinta y responsable, que piense más en los ciudadanos y menos en el poder por el poder.

Alguien, debe de mandar parar, tanta falta de respeto al derecho de los ciudadanos a controlar su destino, lejos de intereses que anidan fuera de nuestras fronteras y que obedecen a estrategias que en nada miran nuestro bienestar, sino todo lo contrario.

Es urgente recobrar la decencia, el sentido común, de lo contrario la propia convivencia estará en peligro y entonces será muy tarde, un cambio de rumbo es urgente.      

Dado que a la mayoría de los medios de comunicación de este país parece no les importa la situación límite que vive la isla de Cuba, desde estas páginas voy a intentar informar lo que ocurre en el pueblo hermano de Cuba, en manos de sátrapas dictadores.

Los apagones se han convertido en algo normal, pero ahora ya de manera, que hace casi imposible desarrollar la vida con dignidad y decoro.

Así por ejemplo, según informa DIARIO DE CUBA de fuentes oficiales, la disponibilidad de energía eléctrica para el pasado domingo era a la 7 horas AM de 2.200 MW y sin embargo la demanda real alcanzaba los 2.670 MW, con un déficit de 540 MW de capacidad de generación, que incluso pudo llegar en horas de la mañana a un déficit de 900MW.

La desmoralización de la población es realmente un hecho y la protestas que se producen ya de forma continua, son contestadas con detenciones y persecuciones.

El Gobierno de España, tan atento ahora los acontecimientos internacionales, en este caso, no habla de derechos humanos y libertades, todo lo contrario, como se ha visto reciente en el Congreso de los Diputados, votando en contra, de una proposición que denunciaba la situación que se vive en la isla, aunque finalmente dicha proposición no de ley, fue aprobada con los votos del PP,VOX Y PNV.

Donde del comunismo y el socialismo real toca poder, se garantiza la pobreza y la falta de libertad; es algo indiscutible.