La profunda crisis política y social de Europa, es cada vez más evidente, a pesar de los intentos vanos de le élites y de algunos partidos, para ocultar los problemas reales del viejo continente.
La clases medias, autentico sostén, de la hasta ahora prospera sociedad europea, están siendo esquilmadas y exprimidas en derechos y a través de unos impuestos cada vez más insoportables, empobreciendo a las clases medias y a los profesionales.
El profundo y recurrente endeudamiento, tanto de la Unión, como de los diferentes países, salvo excepciones, es una especie de “boquete” en el sistema y acabará generando un gravísimo problema de estabilidad.
Con una Comisión Europea, sin criterio, con políticas “descabelladas” que están suponiendo un retroceso real en las libertades reales, en beneficio de imposiciones de todo tipo, que acaban creando pobreza y malestar social, como ocurre en estos momentos en Alemania, en Francia y en otros países.
La cada vez mayor sensación, de que la UE se está convirtiendo en brazo ejecutor de directrices tomadas por grupos de presión, que no tienen el respaldo político y social de los ciudadanos, está generando un gran malestar que irá en aumento.
Las elecciones al Parlamento Europeo del próximo año serán definitivas para saber si se puede frenar esta deriva, que incluso puede acabar con la actual UE.
Para colmo, la falta de criterios en la ordenación de los flujos de inmigración, sin controles claros, acabarán generando como ocurre ya en Francia situaciones de suma gravedad contra la convivencia cívica.
Mientras, la Europa oficial, sigue ocultando los problemas con su agenda ideológica 20—30, que nos lleva a la pobreza y a la falta de libertad.