La mentira, alimenta al nacionalismo extremo. Se crean mitos, se cambia la historia y con el tiempo se va creando un relato falso que nutre los sentimientos más profundos del ser humano, todo ello, contando con una educación sesgada y una manipulación continua de la historia en algunos medios de comunicación, en la que siempre aparecen los buenos y malos.
Así, poco a poco se trabaja en deformar las conciencias, se manipula a la población hasta conseguir dividir y crispar a la sociedad.
Este es el método nacionalista catalán y vasco; ambos, basados en la mentira y en el invento como es el vasco y en el cambio de la historia como es el catalán.
El ser humano, generalmente, pierde la racionalidad, cuando se apela a sus sentimientos; sentimientos, que luego resultan incontrolables y en la mayoría de los casos suelen ser muy exagerados.
El nacionalismo, es distinto del patriotismo, porque el primero se suele basar en la exageración e incluso en la mentira, mientras el segundo es más noble, es la defensa de algo común ya existente y que no persigue la diferencia, ni es egoísta como ocurre con el nacionalismo exacerbado, que tenemos en algunos lugares de España.
Mucho cuidado, con dejar inventar símbolos e historias más o menos románticas, que alguno le interesa, porque es abonar el campo para los que quieren dividir y sembrar diferencias.