Soy de los que creo firmemente que la unión nos da fuerza, que lo mejor para cualquier proyecto en la vida es sumar voluntades.
Sin embargo, en España, el Gobierno parece empeñado en no querer sumar, sino en dividir, imponer su único interés político, posiblemente, porque en el fondo el ejecutivo es consciente de su propia limitación.
Todo esto, lo señalo, porque por tercera vez, el Gobierno, en pleno sufrimiento y preocupación del pueblo español, monta un “espectáculo” de aplausos así mismo en el Congreso de los Diputados, en un acto que me parece irrespetuoso e irresponsable con la sociedad española.
Es decir el Gobierno está encantado de pedir dinero, esto realmente es digno de análisis sociológico.
Por un lado, el Ejecutivo dice pedir unidad, pero por otro, cuando le dan la mano no la quiere, porque cree que electoralmente le perjudica o porque su ideología les impide ver con generosidad.
El que más poder tiene, es decir el Gobierno, es el que más debe de ceder a la hora de buscar pactos y no pedir que toda la sociedad tenga que aceptar sus prejuicios ideológicos.
Los pactos, se basan en la cesión de todos, pero en este caso, el problema está en origen, es decir en la propia composición de un Gobierno, en el que hay personas que por su ideología comunista, quieren romper todo tipo de cesión y de búsqueda de la unidad, sólo les interesa la inestabilidad.
En realidad, el señor Sánchez, es víctima de su propio pacto con los que decía le podían “quitar el sueño”.
Ahora, no se si se lo quitarán a él, pero desde luego si se lo quitan a la mayoría de la sociedad española, por muchos aplausos que preparen al final la realidad se acaba imponiendo, aunque quizá demasiado tarde.