Ya llegan de nuevo las cigüeñas a los espadañales, haciendo verdad, una vez más, el refrán: “por San Blas la cigüeña veras”, San Blas, se celebra cada tres de febrero.
Los días son ya más largos y la luz invade el espacio; la luz tan deseada, después de un invierno duro en lo climatológico y en lo social con tantas muertes y sufrimiento.
Pero la luz, obra de la creación de Dios, se abre paso, los campos, empiezan a florecer y los arboles tienen ya los primeros brotes.
Nadie para la creación, sólo Dios puede, por tanto la luz vence una vez más sobre las tinieblas. La luz, nos trae la ilusión la alegría de vivir, de ser, de mirar al futuro con esperanza, un futuro que nadie sobre esta tierra tiene derecho a hurtar, por ello la luz, es decir la esperanza vencerá.
La primavera nos espera, y nosotros debemos de abrir nuestro interior a una primavera personal, enfocada al bien, al abrazo amigo, a la conversación sencilla al encuentro de unos y otros.
Salgamos, disfrutemos del aire, de la naturaleza, del sol del encuentro personal con Dios, que nos hizo libres y como tal tenemos derecho a vivir. Nadie puede hurtarnos la libertad, aunque algunos lo pretendan, representan las tinieblas, pero las tinieblas nunca se impusieron a la luz.
Como dijo Benjamín Franklin: “Aquellos que están dispuestos a renunciar a la libertad para obtener un poco de seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad”.
Ya llegan las cigüeñas a los espadañales, a las almenas y a las torres, traen en su pico la esperanza, la luz y la alegría de vivir; que ningún príncipe de las tinieblas nos podrá arrebatar, estemos atentos.