Parece que no se esta dando la importancia real que tiene para el bienestar futuro de los españoles el continuo y feroz aumento de la deuda pública del Estado.
Estamos en estos momentos, con una deuda pública del 125 del PIB, lo que es una amenaza a corto y medio plazo para nuestra estabilidad como país.
Es verdad, que atender la demanda de los servicios públicos y las prestaciones sociales, sanitarias y las ayudas a empresas en medio de una pandemia era fundamental el gastar sin ingresar, pero se debiera de haber recortado en otros sectores con una disminución del gasto corriente, recorte de cargos públicos y asesores y control exhaustivo, sobre cada euro gastado.
No ha sido así como sabemos por el dispendio en gastos en material sanitario, que luego resulto inservible, adjudicaciones directas por la urgencia a precios desorbitados y ayudas como la de Plus Ultra que demuestran el poco interés de la administración por ser austera en el gasto que no sea meramente innecesario.
La historia de este endeudamiento, acabará como acaban estas cosas: con recortes y restricciones que resultan muy dolorosos para la sociedad.
Se podría hacer ahora de la necesidad virtud y realizar una gran reducción de cargos y estructura del Estado y por supuesto también de las Comunidades Autónomas, pero este Gobierno no ha llegado para ahorrar, sino para gastar y que después “la fiesta” la paguen otros.