Cuando la sociedad lleva dos años de autentico sufrimiento por la pandemia, por la pérdida de empleos, por los ERTES y por la incertidumbre, la mayoría de nuestros dirigentes políticos (me refiero en altas instancias) se van de vacaciones.
No se trata de que no tengan derecho al descanso reparador, ni mucho menos, se trata de que fueran austeros y dieran ejemplo, pues muchas personas, la mayoría, no se van de vacaciones porque no pueden o por mera incertidumbre ante su futuro.
No se lleva en esta sociedad “liquida” y fuertemente manipulada el dar ejemplo y menos aún el ser austero.
El señor Sánchez, en un hecho que es un insulto a esta sociedad, se va a La Mareta y a Doñana, con todo tipo de lujos y seguridad, allí a costa de los españoles se pasará gran parte del mes de agosto, mientras el autónomo de turno hace cuentas para pagar su liquidación trimestral, o el que tiene su puesto de trabajo ahorra unos euros pensando en el futuro y lo que es aún más grave, otros no pueden dejar de visitar los comedores sociales y las Cáritas parroquiales.
No se trata de hacer demagogia y decir que el señor Sánchez no tenga derecho a descansar, que por supuesto tiene total derecho, se trata de hacer visible que se mira por el dinero de todos, que se es austero y que se puede descansar con la familia en lugares mucho menos llamativos y costosos.
Mientras todo esto sucede, a los ciudadanos se nos atormenta a base de miedo, una Ministra dice que habrá que vacunarse casi por lo siglos de los siglos, otra contradice lo dicho en las negociaciones con Cataluña respecto a los MIR y así siguen distrayendo al personal, con la especial colaboración de unos medios de comunicación que por lo general siguen el juego, otros, con fuerte presencia en su accionariado(me refiero a las televisiones) de fondos de inversión con magnificas posiciones en empresas de vacunas continúan su trabajo sicológico sobre la población, en vez de hacer, como ha hecho en un acto de valentía, el editor jefe del importante diario alemán BILD, Julián Reichelt, que ha pedido perdón por la cobertura dada por su rotativo sobre la pandemia y el miedo generado, que a su juicio ha sido “como un veneno”, además de pedir perdón sobre el daño hecho a los niños cuando fueron aterrorizados por poder contagiar a sus mayores.
En definitiva, con una oposición de “cartón” a pesar que diga el señor Sánchez que es dura y unos medios de comunicación en gran parte de los casos entregados al poder; nuestra democracia es cada vez más formal que real, y si no se reacciona avanzamos hacia un totalitarismo encubierto, quien no quiera darse cuenta desde luego debiera meditar.