LA AUSENCIA DE VERDAD ES UN VIAJE A LA PERVERSIÓN

La perdida de credibilidad en general, en los diferentes espacios de la vida pública, amenaza con traernos grandes convulsiones sociales a medio plazo.

La banalización de la mentira, en un proceso en el que la verdad no tiene ningún valor, tiene connotaciones de todo tipo.

La sociedad ha dejado de creer a los políticos, porque han utilizado la mentira en términos generales, como arma electoral, han dejado de creer en los científicos porque se han equivocado mucho últimamente y además demasiados se han dejado manipular por otros intereses, la perdida de credibilidad de una gran parte de los medios de comunicación es otro hecho también muy destacable.

A nivel económico, también surgen dudas sobre la verdad autentica de la cuentas y balances en algunas grandes empresas, casos al respecto existen muchos y así sucesivamente.

La desconfianza y la incredulidad avanza a pasos agigantados, en un movimiento que no sabemos como puede acabar, pero nada bueno apunta.

Lo más curioso de todo, es que todos estos colectivos y algunos más, no rectifican, es como si la sociedad se hubiera “podrido” tanto en sus valores, que lo que realmente sucede es que a base de tanto convivir con la mentira, ya no se distingue de la verdad, produciéndose un relativismo feroz, en el que la verdad o la mentira dejan de existir y sólo existe respecto al interés particular de cada uno, lo que por supuesto es algo perverso.

El mal y el bien existen, como existe la verdad y la mentira, por lo tanto aquellos que crean que la perversión de la verdad sale gratis que vayan preparándose, porque también ellos sufrirán las tristes consecuencias.

En el fondo el pecado, el mal, siempre lleva consigo efectos muy negativos.