Sin duda alguna los sindicatos han sido elementos fundamentales en la defensa de la justicia social y han servido de aglutinador de los trabajadores, impidiendo cualquier tentación de abusos.
Sin embargo, los actuales sindicatos mayoritarios de nuestro país, se han convertido en elementos de defensa de viejas ideas y se han olvidado poco a poco de los temas fundamentales.
Después de ver la manifestación del 1 de Mayo en Madrid con muchos miembros del Gobierno, más se parecen a lo que eran los llamados sindicatos verticales, del régimen anterior, donde se confundía el Gobierno y la acción sindical.
Después de recibir tantos fondos de los impuestos de todos los contribuyentes, los dos grandes sindicatos, son incapaces de decir una palabra más alta que otra, eso sí, al Gobierno.
Da igual que no lleguemos a fin de mes por la subida de los precios, da igual que la situación de la deuda sea del 118 por ciento, el sindicalismo mayoritario siguen viviendo en el los años veinte, del siglo pasado, eso si, ahora bien comidos y mantenidos por el actual Gobierno.
Poco a poco, están perdiendo su razón de ser y se les mantiene con ventilación asistida de fondos públicos y se les da un protagonismo que al igual que ocurre con muchas organizaciones empresariales, no merecen.
Estoy seguro, porque conozco algunos, que hay sindicalistas coherentes y defensores de su trabajo y el de sus compañeros con total dignidad, pero también estoy seguro, que una parte de las cúpulas, viven a “cuerpo de rey con carnet del partido político de izquierdas en la boca.
Se equivocan, se les ha parado el reloj. Hoy lo que se llama izquierda actual, está con los poderosos, con el globalismo, con los que nos quieren quitar los derechos sociales y libertades.
Por ello, los sindicatos se han convertido en una especie de apéndice de una izquierda, que ya no es izquierda ni nada.