Todo el “tinglado” mediático y político, que ha tenido gravísimas consecuencia para las personas y para la economía, se cae como una “torre” de fichas de dominó.
Las declaraciones de la ejecutiva de Pfizer, Janine Small, en el Parlamento Europeo, indicando que la farmacéutica no había testado las vacunas antes de ponerlas en circulación, por lo tanto, no sabiendo si prevenían los contagios, es un hecho que permitirá abrir un proceso de investigación contra altos cargos de la UE.
No puede ser que sin saber estos datos, se tomaran medidas restrictivas y contrarias a los derechos individuales se persiguiera indirectamente a todos aquellos que no se vacunaron acusándoles de extender la enfermedad.
Toda una gran farsa de medidas, que sólo falta saber si se tomaron ignorando que no se habían testado las vacunas o realmente teniendo información de ello. lo que sería criminal.
El silencio cómplice de una gran parte de los medios de comunicación, es aún más vergonzoso y lamentable, máxime, teniendo en cuenta que con este pretexto se vulneraron derechos humanos individuales, se impuso un pasaporte absurdo y se estigmatizo a todo aquel que discutiera cualquier medida.
Por otro lado, se está investigando el contrato de adquisición de las vacunas, un contrato, que está lleno de tachones y que los eurodiputados que lo solicitan, no han podido ver en su integridad, todo más parece de un estado “bananero”, que de una Europa del siglo XXI.
La Comisión Europea en su conjunto y su presidenta Von der Layen, pueden verse en serios apuros judiciales en un futuro, si el estado de derecho funciona en la UE.
Mucha muerte, mucho dolor, mucha miseria, muchas depresión, ha sacudido a Europa, por decisiones increíbles de políticos desaprensivos o irresponsables, de momento, a no ser que todavía merezcan una calificación más fuerte.