Casi todo lo que sucede políticamente hablando a nivel nacional y regional, huele a fin de ciclo.
Un fin de ciclo político, forzado por el hartazgo de una gran parte de la sociedad, cansada de tantas ocurrencias y leyes innecesarias sólo previstas para dividir y también de tanta mentira y sensación de impunidad de un poder político, que se cree que se puede controlar a la sociedad y mentir cada tres minutos.
Si, huele a fin de ciclo, de recogida del portante y de ir pensando en abandonar el coche oficial.
Sin embargo, ello que debiera de ser ilusionante y un alivio para gran parte de los ciudadanos, abre también otras muchas interrogantes.
En primer lugar, si el posible relevo político, será capaz de hacer cambios estructurales y ser valiente en las decisiones que hay que tomar.
España, necesita un cambio de ciclo, es algo evidente, lo que no es evidente es que la forma de acometer el futuro, que tienen previsto los posibles relevistas, sea la adecuada.
Si creen que con un baño de pintura superficial, esto se arregla, se equivocaran de medio a medio. Hay que mester el bisturí, cambiar mucha leyes, “poner las pilas” a una sociedad desanimada y sin apenas principios y todo ello significa como se dice en términos coloquiales el “pisar muchos callos”.
La pregunta al señor Feijoo, sería que planes tiene para España. ¿Seguir al globalismo?, o desmarcarse de la Agenda 20-30, que nos lleva de cabeza a la miseria.
¿Esta dispuesto a despolitizar el CGPJ y el Tribunal Constitucional?.
Para hacer una buena tortilla hay que partir los huevos y de verdad, no parece que algunos estén muy por la labor de hacerlo por España y así seguirá casi todo igual.
¿Más de lo mismo?