EL “MANTRA” DEL COCHE ELECTRICO

El “mantra” del coche eléctrico, es una de las “locuras” del globalismo que pretende otros objetivos que camufla sobre un falso cuidado del planeta.

No hay litio, no habrá capacidad eléctrica suficiente para cargar baterías, la contaminación de las baterías en sensiblemente mayor a futuro, que los motores de combustión.

Así TOYOTA, se ha desmarcado de tanta mentira y el científico jefe Gill Pratt, refuerza a la marca nipona, apostando por el coche híbrido frente al eléctrico.

A juicio de Gill Pratt, “el tiempo demostrará que el planteamiento de Toyota, es el correcto”.

El objetivo de TOYOTA, es vender unos 5,5 millones con motor de combustión interna e híbridos enchufables al año a partir del año 2.030.

La firma Toyota apuesta por un enfoque diversificado y realista señalando también a BUSINESS INSIDER, que “lo que tiene que cambiar es que tenemos que madurar un poco u dejarnos de ilusiones”

Cada vez más voces solventes, llaman la atención sobre el intento de la UE de legislar sin criterio alguno en base a intereses desconocidos y basados en datos en informes de dudosa rigurosidad.

Recientemente el CEO de IVECO, declaró que parece que la UE quiere convertir a Europa en la nueva Cuba, en materia de coches antiguos por no poder adquirir nuevos vehículos eléctricos mucho más caros.

LA MOROSIDAD DE ESPAÑA

En medio de la publicidad, y de una realidad virtual o aparente creada por la mayoría de los medios de comunicación y la clase política, la realidad económica de España es otra.

Nuestro país, se ha convertido en uno de los países más morosos, en concreto, nos hemos colocado después de Venezuela con más laudos internacionales de impagados, en concreto, hay litigios por importe de 700 millones de dólares, el noventa por ciento, a causa de el cambio unilateral de la primas a las energías renovables, mientras otros países de la UE acaban pagando, España, se niega sistemáticamente a pagar.

Así, un Juez británico, ha bloqueado las cuentas de las delegaciones del Instituto Cervantes en el Reino Unido, el Instituto Cervantes es un organismo oficial del Estado Español.

Es un desprestigio internacional de considerables proporciones y muestra la falta de seguridad jurídica que vivimos, con el actual gobierno del señor Sánchez.

Según diferentes informaciones periodísticas, algunos fondos, están intentando bloquear el avión Falcón en el que suele viajar el señor Sánchez en sus salidas internacionales.

En definitiva, todo un proceder más propio de un país “bananero”, que de un país serio de la UE, toda una tarjeta de visita de informalidad, incompetencia y prepotencia.

“COMO POLLOS SIN CABEZA”

 

 

“Como pollos sin cabeza”, una parte de la población, parece haber “tirado la casa por la ventana”, en estos días pasados de la Semana Santa y han abarrotado, calles y lugares de ocio y hostelería.

¿Cómo es posible que con una inflación brutal, con un paro del 12 por ciento suceda esto?.

Las explicaciones son varias: en primer lugar, los ciudadanos sienten una falta de perspectiva de futuro y no se preocupan por ello, en muchos casos de casi nada.

La falta de horizontes claros, la falta de fe también influye, lanza al ser humano a una especie de huida hacia delante, sin reserva alguna.

Hay que tener en cuenta, que según datos oficiales en el último año los españoles, tanto en hogares y empresas, nos hemos “pulido”, nada menos que 41.000 millones de ahorros, debido a la inflación y al gasto, esto supone, una disminución del ahorro en los hogares a datos de febrero de un 18,1 por ciento respecto al año anterior.

Por lo tanto, hay causas de tipo psicológico y otras relacionadas con un mayor gasto a causa de la inflación y aun mayor gasto del ahorro hasta ahora existente, en ocio.

Es como aquella persona, que tiene un jamón en casa y poco a poco lo va partiendo, hasta que lo consume totalmente.

Por lo tanto, vivimos una situación engañosa, en la que se está gastando mas que lo se ingresa en el recurso familiar.

La pregunta será: ¿Hasta cuando?    

“CEBANDO” A CHINA

Da la sensación, que los dirigentes europeos, quieren el suicidio de el viejo continente, a tenor de su presencia en China y la sensación de sumisión que transmiten ante el país asiático. China, un país donde no se respetan los derechos humanos más básicos, donde se persiguen a la minorías, donde no hay libertad de culto, donde desparecen personas, sin volverse a saber más de ellas, donde se controla cualquier movimiento, donde no se da explicaciones de las causas del COVID-19; en definitiva, China es uno de los estado totalitarios más peligrosos.

Paradójicamente, recientemente, diferentes lideres europeos, se han trasladado a China como a rendir pleitesía, es el caso del señor Sánchez y ahora el de Macrón y la señora Von der Layen, sus declaraciones para alegrar los oídos de Xi Jimping, son vergonzosas, es increíble que países que se llaman democráticos, tengan tal sumisión a un país tan totalitario.

La China actual, es en parte producto de la codicia de occidente.

En encargo permanente de producción al país asiático, de las más diferentes materias, por el mero hecho de sus precios baratos, no es sólo un insulto a la dignidad de Europa, sino muestra que esta voracidad, acabará empobreciendo a los países del viejo continente y haciéndonos cada vez más dependientes y menos libres.

No es comprensible, que se encarguen barcos mercantes de todo tipo a China en detrimento de los astilleros de la UE, no es comprensible que Airbus, amplié en Asía la producción de aviones.

Mientras, el déficit comercial entre la UE y China, sigue agrandándose y la diferencia entre lo que exporta Europa e importa de China, es de más de 248.900 millones de euros, a favor de China, algo vergonzoso, máxime teniendo en cuenta que se está ”cebando” a un estado totalitario.

Me pregunto, que hacen las fuerzas políticas de la UE, que están traicionando con estas políticas los intereses de sus respectivos países.  

 

LA LÓGÍCA Y LA DEFENSA DE LA VERDAD

Días pasados leía una noticia en la que el CEO de IVECO, una importante firma de vehículos industriales, señalaba que los actuales dirigentes de la UE, quieren convertir a Europa en una especie de Cuba, en cuanto a la existencia de vehículos muy viejos, casi de colección, de seguir con las políticas contrarias a los coches y vehículos de combustión.

La iniciativa de la UE es irrealizable, pero esta causando daños devastadores en la industria de la automoción, por las incertidumbres creadas en el mercado.

Afecta a una industria fundamental en Europa y en especial en España.

No hay litio, no se evita prácticamente contaminación, además de que todo el proceso está basado en falsedades de toda índole, no hay litio para hacer baterías, cargar las baterías supondría colapsos de red y muchos problemas más.

Está medida, sólo crea paro y miseria y coarta gravemente la libertad de movimientos.

Me pregunto, y dado el gran número de puestos de trabajo en riesgo, si no se debieran de hacer grandes movilizaciones e incluso paros a nivel europeo.

Nadie llevaba en su programa de gobierno en Europa, medidas tan descabelladas y perjudiciales, por lo tanto, al no haberse contado con los ciudadanos, estos, están legitimados para oponerse a tales despropósitos.

No entiendo, el “pasotismo” de los sindicatos al respecto, teniendo en cuenta que se juega con el futuro y el pan de miles de puestos de trabajo.

Es imposible más irresponsabilidad, por lo que habrá que pedir a los partidos políticos que se definan en sus propósitos antes de emitir nuestro voto.    

CONOCER LOS PROGRAMAS ELECTORALES

Ante las próximas elecciones generales en el mes de diciembre, los votantes del centro derecha, deberán de preguntar y sobre todo conocer los programas electorales y las promesas de cada partido de este arco.

Al señor Feijoo, le han dicho sus “gurús” que no meta ruido y que no se comprometa a casi nada, ellos creen que como por aquí se dice, la “marea les llevará a al Moncloa”.

No discuto que ello pueda ser así, pero muchos votantes adultos, quieren saber si está por ejemplo de acuerdo con la Agenda 20-30, para tomar una decisión con su voto, si va a derogar la ley de memoria histórica y así con otras leyes actuales aprobadas por el gobierno del señor Sánchez.

Por lo tanto, si el señor Feijoo, quiere pescar peces deberá mojarse, de lo contrario que todo siga igual, hasta el desastre final, porque se acabo aquello del mal menor que ha servido muchas legislaturas, para hacer con los votos lo que les de en gana.

Europa y España, están en un momento crítico y no se puede seguir con las actuales políticas climáticas, y agrícolas, las libertades corren serio peligro, por lo tanto habrá que meditar muy bien el voto y pedir garantías de cumplimiento de lo dicho, aunque parece que el señor Feijoo, no quiere “mojarse”, peor para él y su entorno.

La reciente lección de los finlandeses, poniendo a los defensores de la Agenda 20-30 en la oposición, es una buena muestra de que se pueden cambiar las cosas, otro tanto, puede ocurrir en Holanda donde el partido de los agricultores y productores lácteos, acaba de situarse como la fuerza favorita en las elecciones municipales y lidera las encuestas ante unas elecciones generales.

Por lo tanto es la hora de hablar claro y decir lo que se quiere.      

¿CÓMO QUE NOS PROHIBEN TENER COCHES DE GASOLINA?

 

 

Otro magnifico y oportuno articulo de D. Fernando del Pino Calvo-Sotelo, sobre la prohibición de venta de coches de gasolina a partir de 2.035.

Por su interés reproducimos

 

 

 

 

 

Fernando del Pino Calvo-Sotelo

29 de marzo de 2023

Disfrute de su coche, porque a partir del 2035 lo más probable es que no pueda permitirse uno. En efecto, en nombre del dogma climático, la UE ha prohibido la venta de coches de gasolina o diésel en el 2035 con la salvedad de la carísima gasolina “sintética”, como exigía Alemania.

Y yo me pregunto, ¿quién es la UE para decidir qué tipo de coche podemos tener? ¿Con qué autoridad decide esto y en qué legitimidad se basa? ¿Acaso hemos votado algo tan trascendental? Esta prohibición es una cruzada de límites que pone de manifiesto la deriva autoritaria de la UE (la nueva URSS), institución que apoyamos con convicción partiendo de una idea originalmente buena pero que se ha convertido en un monstruo fuera de control que nos está escamoteando la libertad.

Italia y Alemania, al menos, han presentado una tímida resistencia, pero España (segundo fabricante de coches de Europa) ha callado a pesar de que el sector de la automoción supone el 10% del PIB y el 18% de nuestras exportaciones y emplea a dos millones de trabajadores. Al fanatismo verde de nuestro inepto gobierno se le ha sumado la indolencia de la no-oposición, el medroso silencio de empresarios y sindicatos y la inanidad habitual de los medios de comunicación. La única voz que ha clamado en este desierto que es la sociedad civil española ha sido Repsol, por razones obvias.

El argumento esgrimido para prohibirnos qué tipos de coche podemos comprar ha sido, cómo no, la sempiterna reducción de esa demonizada fuente de vida llamada CO2. Omitiré por el momento los vehículos de combustión basados en la quimérica gasolina “sintética” para centrarme en el coche eléctrico, verdadero tótem de la religión climática.

El coche eléctrico no reduciría el CO2

Contrariamente al mantra, diversos estudios han concluido que una flota automovilística mundial 100% eléctrica reduciría bastante menos del 5% el nivel de CO2 atmosférico. Uno de los motivos es que el transporte por carretera de vehículos privados sólo supone el 10% del total de emisiones mundiales de dióxido de carbono, pero hay más. La fabricación de coches eléctricos produce mucho más CO2 que la de coches de combustión, hasta el extremo de que, antes de salir del concesionario, un coche eléctrico ya ha producido entre un 20 y un 50% más CO2 que un coche diésel o gasolina.

Adicionalmente, la electricidad que consume un coche eléctrico procede en gran medida de energías primarias que emiten CO2 (como las centrales térmicas de combustibles fósiles) o que han emitido CO2 en su fabricación (como las eólicas o fotovoltaicas), por lo que la reducción real de emisiones durante todo el ciclo productivo es mucho menor de lo que la propaganda hace creer. En efecto, el carácter “verde” del vehículo eléctrico depende de que la generación eléctrica provenga de fuentes no emisoras de CO2, algo imposible, pues la intermitencia de las ineficientes “renovables” exige necesariamente sobredimensionar el sistema con redundancias para contar con el respaldo de fuentes de energía tradicionales. Así, un coche eléctrico tendría que circular hoy cerca de 200.000 km para empezar a suponer una reducción de emisiones de CO2 respecto a vehículos diésel o gasolina con igual kilometraje[1].

Por tanto, el coche eléctrico, esa “idea equivocada de la era moderna energética”, como lo describió Vaclav Smil[2], no reducirá el CO2 de forma apreciable, pero es que además posee un número de desventajas estructurales frente al vehículo de combustión interna que ya se pusieron de manifiesto en los albores de la era automovilística a principios del s. XX. Muchas de esas desventajas no dependen de la tecnología sino de las inexorables leyes de la Física, que no obedecen a la voluntad política y hacen de la imposición del coche eléctrico un completo engaño.

Las limitaciones técnicas del coche eléctrico

En primer lugar, necesita enormes cantidades de cobre (cuatro veces más que un coche de gasolina), lo que crearía una presión sobre la capacidad de producción mundial[3] de un mineral que cada vez cuesta más dinero, agua y energía extraer[4]. Por otro lado, resulta muy dudoso que haya en el planeta suficientes reservas de litio y cobalto como para poder equipar una flota automovilística mundial de vehículos eléctricos. El litio presenta graves problemas medioambientales en su producción y desecho, lo que es relevante en baterías cuya vida útil no supera los 6 años, y el cobalto conlleva serios interrogantes éticos, pues su extracción está ligada a la explotación infantil y al abuso de derechos humanos en el Congo[5], donde se concentra el 70% de producción y el 50% de las reservas mundiales en minas fundamentalmente de propiedad china[6].

Al parecer, a la UE sólo le preocupa la dependencia energética si es de Rusia, pero no si se trata de GNL de EEUU o de cobalto chino. Así, mientras China compra petróleo y carbón a Rusia e Indonesia nosotros le compraremos baterías a los chinos.

Olvídense de viajar por carretera

Por tanto, no sólo no podrá haber coches para todos, sino que su precio será prohibitivo para una parte de la población, y aquellos que puedan permitírselo tendrán que olvidarse de ir de vacaciones en él. Efectivamente, su autonomía media ronda los 300 km o menos, dado que la ansiedad de autonomía causada por la imposibilidad de encontrar puntos de carga y de poder recargar en tiempos razonables obligará a ser prudentes sin esperar a estar “en reserva”. Que 50 kg de gasolina permitan recorrer 700 kilómetros (gracias a su densidad energética) mientras que 300-500 kg de batería sólo permitan recorrer la mitad de esa distancia explica que, en libre competencia, los coches eléctricos nunca fueron elegidos por el público.

Por si fuera poco, la recarga de las baterías presenta problemas hoy en día irresolubles. La recarga doméstica dura muchas horas, por lo que, dado que quizá sólo haya un punto de carga por cada 10 plazas de garaje, usted podrá cargar su coche una vez cada diez noches por orden vecinal estricto, más o menos como en los sistemas de racionamiento de los regímenes comunistas. ¿Y cómo lo recargará quien no tenga plaza de garaje? No se sabe, pero millones de coches en nuestro país duermen en la calle.

Si estando de viaje encuentra usted alguna electrolinera le va a ser imposible recargar en un tiempo razonable. Frente a los 3 minutos de repostaje de un coche de gasolina, en un punto de recarga rápida tardará 40 minutos, y unos 15 minutos en los “ultras rápidos” (una hora de espera si hay cuatro coches por delante). Sin embargo, los ultras rápidos se utilizan sólo para promocionar el coche eléctrico y serán una rara excepción. ¿Por qué? Entre otros motivos, porque exigiría un redimensionamiento del sistema eléctrico: imaginen 2-4 puntos de carga en cada una de las casi 12.000 gasolineras que hay en nuestro país a un mínimo de 150 KW de potencia instalada por cada punto.

Además, la recarga ultra rápida podría deteriorar las baterías[7], que en condiciones óptimas tienen una vida útil teórica de sólo 150.000 km dependiendo de la temperatura exterior, del uso de aire acondicionado o velocidad constante y del régimen de recarga: como ocurre con los móviles, si recarga la batería de forma subóptima, la batería durará menos, de este modo que tendrá que elegir entre maximizar la autonomía o la vida útil de su batería, una decisión endiablada.

Finalmente, una migración eléctrica del parque automovilístico aumentaría la demanda de electricidad y exigiría un aumento de la capacidad de generación del sistema que requeriría significativos volúmenes de inversión, hecho agravado por el creciente peso de energías intermitentes e ineficientes como la fotovoltaica, que no genera electricidad de noche, y la eólica, que genera poca electricidad de noche, cuando cae el viento. Recuerden que es precisamente por la noche cuando la mayoría de los coches eléctricos de uso privado estarían recargándose.

Objetivo: acabar con la libertad y la propiedad privada

En definitiva, esta dictatorial prohibición de la UE, ajena por completo a la voluntad popular, impedirá que una parte de la población pueda tener acceso a un coche y que los que puedan hacerlo queden empobrecidos y sin poder viajar. Como a principios del s. XX, el coche privado dejará de estar al alcance de la mayoría para convertirse en un bien de lujo.

Entonces, se preguntarán ustedes, si esta prohibición es un intolerable atentado contra la libertad y un ataque contra la lógica, ¿por qué se toma? Quizá sea sólo una ocurrencia de una burocracia tan arrogante como ignorante que cree que la prohibición incentivará el descubrimiento de mágicas tecnologías, aunque a lo largo de la Historia no haya un solo precedente de ello. O quizá lo hagan simplemente al albur de la ideología, de la corrección política o de la indebida influencia de esos lobbies que corretean por las esquinas más oscuras de Bruselas cuando cae el sol.

Pero existe la posibilidad de que hayan impulsado esta propuesta siendo perfectamente conscientes de sus consecuencias con el objetivo final de prohibir de facto el coche privado, símbolo por antonomasia de la libertad de movimiento y de la propiedad privada. Sería el primer ejemplo del “no tendrás nada y serás feliz” de Davos, el titiritero de la UE, y se ligará a la siniestra iniciativa de las ciudades de 15 minutos, que es lo que se tarda en recorrer un campo de concentración. Si creen que esto es exagerado, vean a qué aspiran los chamanes climáticos de nuestro gobierno: