El deposito de la credibilidad, es muy difícil de conseguir en cualquier faceta de la vida y por supuesto, en política sucede igual: se tarda mucho en conseguir y se puede perder en unas cuentas decisiones equivocadas o mal tomadas.
El nuevo Gobierno de Cantabria, debe de tener un margen de confianza, es de justicia por otro lado; pero no es menos cierto, que parte de ese margen de confianza, puede haberse gastado con algunas decisiones controvertidas de estos primeros días, que sólo sirven para dar motivos al adversario político o en algún caso desanimar, e incluso dejar perplejos a los propios, lo que es aún más preocupante.
La imagen, los estándares de pulcritud en las trayectorias de las personas que ocupan cargos públicos, debieran de ser cristalinas, los ciudadanos, deben de tener ejemplos claros de ética; bien es verdad, que como seres humanos, nadie está libre de pecado, pero si se habla de regeneración política, ante una sociedad en parte asqueada y cada vez más incrédula, es más necesario que nunca, poder transmitir credibilidad y solvencia y evitar recibir criticas innecesarias, casi desde el primer minuto de legislatura.
En cualquier caso hay que dar un margen de confianza al nuevo Ejecutivo, aunque debieran de saber los dirigentes del PP, que al menos, una parte de la ilusión de muchos, se ha perdido, por lo tanto, la clave está en recuperar la credibilidad gastada, ni más ni menos, una dura tarea, que por otro lado no es imposible.