Es apremiante, el intensificar por parte de las personas de bien, es decir la mayoría, la lucha contra el mal.
El mal existe, aunque algunos lo quieran negarlo, el mal, se presenta casi siempre “camuflado”, incluso a veces con apariencia de bien, pero casi siempre va unido a la mentira, al interés personal o de grupo y por supuesto, al egoísmo.
No se puede estar entre el bien y el mal; o se está con el bien o se está con el mal, porque negociar o pactar con el pecado, la mentira o el mal es un grave error.
Si somos hijo de la luz, debemos de rechazar las tinieblas, las tinieblas que tratan de despistarnos de lo realmente importante y que tratan de embaucarnos en modas, usos y formas que nada aportan a la convivencia, sino a la división.
La gente que quiere el bien, no puede ser tibia, ante la injusticia, el engaño, la mentira, la calumnia, la división, en esta “batalla” no podemos estar tampoco en un termino medio, por prejuicio social, cobardía o falso respeto.
Buscar la verdad, nos hace más libres y la verdad siempre esta unida al bien, mientras que la mentira no.
Una sociedad de la mentira, es una sociedad que lleva camino de su destrucción; combatir la mentira, comienza a ser un objetivo preferente para que sea también una forma de combatir el mal.