Las medidas tomadas por el Gobierno de Cantabria de cerrar el interior de los establecimientos hosteleros, es un abuso de poder innecesario, que ha llevado a la ruina a miles de familias.
No conocemos informes, no conocemos ningún estudio científico en el sentido de que cerrando la hostelería se bajan lo contagios, sin embargo, si hay estudios de prestigiosas Universidades, señalando que los confinamientos producen más daño que beneficio.
Se confinan municipios y no se permite en esos mismo municipios o pueblos, más de diez personas en el culto dominical, lo que es un abuso contra los derechos más
básicos de las personas, protegidos incluso por tratados internacionales.
Sin apenas distinción de colores políticos, salvo la señor Gómez Ayuso que ha tratado de compatibilizar los controles con el derecho de las personas, el resto de los dirigentes políticos de este país en materia autonómica se han comportado como pequeños “dictadores”.
Cierran, abren, culpan y tratan a los ciudadanos como a menores de edad, sin escuchar y sin convencer, con continuas incoherencias en sus decisiones.
Estos dirigentes deben de saber que sobre sus espaldas recaen una gran parte de la ruina social y económica de este país, por su mala gestión, por su prepotencia, por no decir muchas veces la verdad y por haber abandonado la medicina preventiva, tan fundamental siempre y la presente situación mucho más.