MEMORIA DE PEZ

Los seres humanos parece que tenemos una memoria de pez.

Si ahora seriamente analizásemos la cantidad de cosas absurdas que se han dicho y se siguen diciendo durante esta pandemia, seguro que nuestra actitud sería distinta.

Recuerdan cuando nos aconsejaban llevar guantes, no tocar objetos, limpiarnos los zapatos con desinfectante.

Recuerdan, cuando, decían que los niños eran una fuente muy alta de contagio del COVID-19, ahora resulta que no es así.

Recuerdan cuando nos hablaban de la cepa británica, de la sudafricana, de la brasileña. En fin, información tras información que resulta ser falsa o imprecisa, pero que crea pánico y hace mucho daño a la sociedad.

Cuando todo pase y se haga una recapitulación de tanta mentira, o exageración nadie se hará responsable de haber mentido tanto y de haber dañado a la sociedad tanto como la propia enfermedad.

Por otro lado, en televisión se han escuchado y se escuchan a personajes que se llaman especialistas, que han dicho una cosa y la contraria, que nos han hablado de olas y de dramas y que muchas veces no han acertado en nada.

Los datos oficiales del INE de fallecimientos totales, en nada justifican en casi todos los casos las llamadas “olas” que los supuestos especialistas destacaban en las televisiones.

Mientras, se coartaba todo debate científico, se califica a todo el que discrepaba de “negacionista” .

Ahora para colmo el CDC, el organismo de Control de Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, reconoce que se basaban en un estudio defectuoso al declarar un 10 por ciento de probabilidades del transmisión de Covid-19 al aire libre.

Después de haber impuesto la mascara al aire libre a los ciudadanos de aquel país ahora reconocen que como máximo es un uno por ciento.

Según el New York Times, el índice de referencia del diez por ciento se basaba en parte en una clasificación errónea de la transmisión del virus en Singapur, en varios sitios en construcción. Estos lugares se describieron como exteriores, pero parece haber tenido lugares en entornos interiores, Singapur también clasificó entornos que eran una combinación de interiores y exteriores.

Otro asunto más, que demuestra la falta de datos reales en la toma de decisiones.