El “populismo” y la demagogia, nunca acaban bien y no suelen traer nada buenos para los pueblos gobernados por políticos que utilizan esas prácticas.
En la ciudad de Barcelona, se ha disparado en el último año, al inseguridad en las calles, ya ha habido varias muertes y comerciantes y ciudadanos solicitan medidas concretas.
Parece ser, que ni los diplomáticos se libran de se robados en plena vía pública como le ha ocurrido al embajador de Afganistán cuando pasea por la ciudad condal.
La presencia de los llamados “manteros” está también originando grandes perjuicios a los pequeños comerciantes que pagan sus impuestos y ven mermadas sus ventas.
Después de haber consentido su actuación sin apenas control, ahora la alcaldesa, quiere prohibir su actividad, cuando hasta ahora prácticamente no había tomado medida alguna.
Los ciudadanos de Barcelona están recogiendo los frutos de votar a personas sin preparación y sin criterio alguno, en este caso, si puede decir sin miedo a equivocarse: disfruten de lo votado.