En medio de la desidia y del desconocimiento de la gravedad del momento político que vivimos, la sociedad, parece ajena a unos de los hechos más graves ocurridos en democracia: la ruptura de la Constitución, mediante el cambio de las leyes de forma aparentemente legal pero ilegitima.
Al romperse de manera clara, la igualdad de los españoles ante la ley, con recovecos legislativos, realmente se acaba el principio básico de cualquier democracia.
El paso dado ayer de tratar de blindar por ley, la amnistía, incluso a los hechos calificados como terrorismo, tratando de hacer creer que existe un terrorismo bueno y otro malo, es un paso en el vacío de tal gravedad, que parece que estamos en manos de oportunistas políticos, vividores de la cosa pública y personas irresponsables, a la hora de velar por el bien común y los derechos de todos.
La democracia, no puede estar al servicio de unos pocos, al interés de parte y mucho menos utilizando para ello los bienes comunes.
Por mucho que se “vista” la ley de amnistía, en realidad, es una atentado contra la lógica y la decencia y realmente no hace falta ser un experto en leyes, para darse cuenta de lo que se trata: conseguir unos votos a costa de los derechos de todos para seguir en el poder.
Este proceso, es como un mal sueño, en el que se quiere hacer creer que los “malos” son los “buenos” y los “buenos” son los “malos”.
Es hora de aumentar la respuesta a esta situación, dentro de la ley, no nos podemos cruzar de brazos ante hechos de tanta gravedad.
La libertad hay que defenderla siempre, porque es el “oxigeno” de la dignidad.