En España, estamos entrando en un proceso, en el que se quiere cambiar, lo que llamamos sentido común y por supuesto se quiere borrar la existencia del “mal”.
Es decir: si un ciudadano se retrasa en el pago de un impuesto, municipal, regional, estatal, se le apremia con recargos y si no paga se le embargan sus bienes.
Por supuesto, si una persona defrauda a la Hacienda Pública a partir de cierta cantidad, tiene serio riesgo de entrar en prisión.
Pero en España, sin embargo, si unos políticos rompiendo la ley preparan un proceso de “golpe de estado” para la independencia, causando gravísimos disturbios y utilizando bienes de la Comunidad, con importantes perjuicios económicos, no pasa absolutamente nada, se prepara una amnistía a la carta y a otra cosa.
Si por otro lado, un Gobierno de una Comunidad, crea en sus presupuestos una especie de fondo de reptiles, sin control y se raparte entre amigos, conocidos y demás por importe que supera los seiscientos millones, se les indulta por parte de un Tribunal como el Constitucional.
Estamos en el mundo al revés, en una especie de intento de lavado de cerebro, para decir que lo blanco es negro y lo negro es blanco, en el que los ciudadanos asistimos atónitos a una especie de intento de control de la realidad.
A este paso, vamos a acabar todos con la cabeza dando vueltas, mientras que los que controlan el poder, hacen y deshacen a su gusto, más bien hasta lo que aguante España.
Parece increíble, pero es cierto, en el fondo niegan la existencia del bien y del mal, lo que supone una autentica aberración ética y moral.