Cuando los partidos políticos llegan al poder, generalmente, casi todos, se convierten es una especie de agencia de colocación de afiliados, simpatizantes y en algunos casos hasta familiares y amigos, es algo realmente lamentable y que debiera ser legislado, para evitar todo tipo de abusos.
Lo que hasta ahora no habíamos visto, es la llegada de personas a cargos de confianza procedentes de otros partidos, y que de la noche a la mañana, cambian de cargo, ascienden y se convierten en supuestos expertos del Gobierno que llega al poder o siguen en el mismo cargo con el nuevo Gobierno.
Este hecho curioso y desde luego inexplicable, se ha producido en Cantabria recientemente: cambian de partido, como de camisa en verano.
Hay que reconocer su habilidad y porque no, la torpeza de los que confían en estas personas, que por la mañana piensan una cosa y por la tarde otra, la verdad deben ser mentes privilegiadas. Puede que fueran también, como ocurre en la guerras, agentes dobles o triples; vamos, casi de película.
Claro, que como estamos ante una nueva realidad y el PP según ha dicho recientemente, nada menos, que el señor Bendodo, es un partido de amplio espectro, como algunos antibióticos, lo mismo valen, para un roto, que para un descosido, todo, ciertamente surrealista, como es hoy la vida política española.
A este paso, igual que hay que crear, un mercado parecido al del vehículo usado, un mercado del asesor político competente, aunque lo de competente siempre sea subjetivo, y sometido al criterio del político, o política de turno.
Me supongo, que a los cada vez menos afiliados, que pagan su cuotas, y están a las “verdes” y a las “maduras”, les hará poca o ninguna gracia, este tipo de ocurrencias, pero a veces y como dice el viejo refrán: ”el Santo de lejos, es el de más devoción”.
Si esto se lo cuentan a Manuel Fraga, del susto vuelve a su tumba. Que cosas tenemos que ver en este siglo XXI y lo peor es lo que todavía nos queda por vez, si Dios nos da salud.