La insólita carta lacrimógena del Presidente del Gobierno, señor Sánchez, es un hecho de suma gravedad, es un desatino en toda regla que posiblemente a falta de informaciones, tenga que ver con un intento de dividir aún más a la sociedad y buscar el respaldo de los suyos.
En cualquier caso, es un hecho temerario, porque nadie y menos un Presidente del Gobierno, puede deslegitimar como ha hecho a sus adversario políticos y medios de comunicación que son críticos, y que han realizado investigaciones muy valientes sobre las actividades profesionales de su esposa.
La respuesta victimista, del Presidente por el mero hecho de que un Juez inicie una investigación sobre las actividades laborales de su esposa, por si hubiera alguna irregularidad o ilegalidad, es preocupante, porque si nada teme, debiera estar tranquilo y confiado.
Al paso que vamos, ya todo aquel que no coincida con la opinión del señor Sánchez es de extrema derecha, algo que sólo está en su cabeza, porque obviamente la extrema derecha por mucho que lo diga y repita, no tiene representación en España y si lo tiene la extrema izquierda comunista, por cierto amiga regímenes totalitarios.
Sánchez, esta muy en línea con el llamado “wokismo”, que deslegitima todo aquello que no coincide con las nuevas religiones que se quieren imponer a la sociedad actual, como el alarmismo climático y el globalismo a través de la Agenda 20-30.
Todo este proceso es un “pack” que ante la perdida de ideología clásica de un parte de la izquierda, se utiliza para dividir a la sociedad entre “buenos” y “malos”; lo que es todo un despropósito muy peligroso.