INCONTESTABLE

De nuevo D. Fernando del Pino Calvo Sotelo, realiza un análisis muy detallado e incontestable, sobre los ensayos clínicos de las vacunas contra el Covid-19.

Su estudio muy pormenorizado y con referencias bibliográficas de que se pueden encontrar en su Blog, resultan poco menos que irrefutables, por su interés reproducimos el articulo.  

 

 

 

 

El tabú

28 ENERO, 2022

Toda vacuna debe superar ensayos clínicos con una duración de entre cinco y diez años. Estos plazos no son fruto del capricho, sino una necesidad para evaluar posibles efectos adversos a medio y largo plazo. En el caso de vacunas muy novedosas la duración puede alargarse y la probabilidad de superar con éxito todas las fases del ensayo es inferior al 2%[1]. Sin embargo, en cuestión de pocos meses varias vacunas covid parecieron tener éxito. Esto era muy sorprendente, pues jamás se había logrado una vacuna eficaz y segura contra ningún tipo de coronavirus. Para que se hagan una idea, en vez de diez años la duración media del primer ensayo que propició la licencia de Pfizer fue de 46 días y el seguimiento medio subsiguiente fue de tres meses[2]. Como comprenderán, la tecnología puede acelerar la producción, pero el tiempo de espera para evaluar debidamente la eficacia y seguridad no puede acortarse. Aun así, en esos tres meses los efectos adversos de las vacunas covid en una población sana cuidadosamente preseleccionada para los ensayos no por leves dejaron de ser chocantes: tras la segunda dosis, un porcentaje inusualmente elevado sufrió síntomas iguales o peores de los que sufriría de pasar la enfermedad, con fiebres de entre 38 y 40 grados, escalofríos, dolor muscular y de cabeza[3]. Esto no era normal.

Tras estos ensayos de pocas semanas de duración y bajo una enorme presión política las vacunas fueron aprobadas para su uso de emergencia, momento a partir del cual sus efectos adversos fueron declarados tabú y silenciados por el contubernio político-mediático-farmacéutico. Esta omertá no auguraba nada bueno, pues la censura siempre es un intento de ocultar la verdad: si las vacunas eran tan seguras, ¿qué había que temer? Un año después, y a pesar de los preocupantes datos de farmacovigilancia y de la inquietud creciente entre la comunidad médica, la consigna sigue siendo, primero, negar la existencia del efecto secundario, luego negar la relación causa-efecto y, por último, hacer hincapié en que son casos “muy raros”.

Naturalmente, todo efecto secundario adverso grave de una vacuna será estadísticamente raro (faltaría más) y no son excepción las vacunas que a lo largo del tiempo han sido retiradas del mercado por motivos de seguridad, porque el nivel de tolerancia frente a efectos secundarios graves en una vacuna es bajísimo. ¿Por qué?

Primero, no hacer daño

En Medicina, tanto los tratamientos terapéuticos (que curan enfermedades) como los profilácticos (que las previenen) deben estar determinados por un análisis coste-beneficio para cada paciente, para quien los potenciales beneficios del tratamiento deben compensar sus potenciales riesgos. Como ordena el juramento hipocrático, la máxima fundamental para el médico es primum non nocere, es decir, “primero, no hacer daño”.

Este principio debe ser aplicado con especial rigor cuando se trata de vacunas que conllevan inyectar un fármaco a personas perfectamente sanas para protegerles sólo en caso de contraer una enfermedad y de hacerlo de forma grave. Así, al vacunado se le hace correr hoy los riesgos inherentes a la vacuna con una probabilidad del 100% a cambio de obtener eventuales beneficios futuros. Por eso, por baja que sea la probabilidad de efectos graves nunca puede aceptarse que una vacuna se convierta en una ruleta rusa. Así, EEUU detuvo en 1976 un programa de vacunación contra la gripe tras 1 muerto por millón de vacunados y 10 casos por millón del síndrome de Guillain-Barré[4].

Datos alarmantes

Desde su aprobación para uso de emergencia, el ensayo clínico de las vacunas covid perdió su carácter científico y la evidencia sobre su seguridad pasó a depender, con sus inherentes limitaciones, de seguimientos de farmacovigilancia de las bases de datos oficiales de distintos gobiernos. En EEUU esta base es el VAERS (Vaccine Adverse Event Reporting System), gestionada conjuntamente por el CDC y la FDA, que recoge desde 1990 los efectos adversos de las vacunas como “sistema de alerta temprana para detectar posibles problemas de seguridad”.

Pues bien, sus resultados sobre la potencial peligrosidad de las vacunas covid son extremadamente perturbadores: en 2021 se han notificado casi 12.000 muertes tras vacunarse (58 casos por millón de vacunados con pauta completa), 12.500 casos de gravedad extrema con riesgo de muerte (60 casos por millón) y 13.000 personas han terminado con una discapacidad permanente[5] (63 casos por millón). La suma de los tres conceptos nos acerca a un caso por cada 5.000 vacunados, una cifra insólita. Pero el indicio más elocuente de que algo raro está pasando es que el número de muertes notificadas tras vacunarse en el 2021 es muy superior a la suma de muertes tras vacunarse por todas las vacunas de los anteriores 30 años, una comparación homogénea de la misma base de datos con un número relativamente comparable de dosis suministradas. Miren atentamente este cuadro, porque una imagen vale más que mil palabras:

Estos alarmantes resultados son tan contrarios al relato oficial que por primera vez VAERS ha sido objeto de un intento de desacreditación ad hoc bajo la crítica de que muestra los efectos “tras” vacunarse y no necesariamente “por” vacunarse. Esta distinción entre correlación y causalidad es teóricamente correcta pero engañosa, pues llevada al extremo descalificaría la validez indiciaria de la farmacovigilancia (¿no sirve para nada, entonces?). Naturalmente habrá casos en los que no exista relación de causalidad, pero está bien documentado que históricamente VAERS ha infravalorado en orden de magnitud la incidencia de efectos adversos[6]. De hecho, en su propia web VAERS explica que, aunque “no está diseñada para determinar si una vacuna causó un problema de salud, esta base de datos es especialmente útil para detectar patrones inusuales de efectos adversos notificados”. Si esto no es inusual, ¿qué lo es? Por último, el 33% de las muertes “tras” vacunarse por covid se produjeron menos de siete días después de la inyección, y el 51% murió menos de un mes después[7]. Esta relación cronológica es otro obvio indicio de causalidad.

El Yellow Card en el Reino Unido corrobora estos datos. A la súbita muerte de personas sanas, independientemente de su edad, pocos días o semanas después de vacunarse, hay que sumar los estadísticamente raros pero inaceptables serios efectos isquémicos y cardiovasculares causados por la vacunación: ictus[8], trombosis y trombocitopenia[9], embolia pulmonar, miocarditis[10], pericarditis[11], fibrilación atrial, angina de pecho, palpitaciones, taquicardias y arritmias. Las miocarditis o inflamación del corazón en menores de 40, constatadas por varios estudios (Nature[12]British Medical Journal[13]…), implica que se les ha causado un daño de modo gratuito, dada la levedad del covid para ese rango de edad. Este daño producido de forma innecesaria ha sido particularmente inmoral en el caso de los adolescentes, a los que la vacuna ARNm les habría multiplicado el riesgo de miocarditis hasta 133 veces más de lo normal, según un reciente estudio publicado en el JAMA[14] (Journal of the American Medical Association). Recuerden que estas miocarditis son afecciones potencialmente graves y “de pronóstico incierto a medio plazo”, según el JCVI británico[15]. Como especifica el Yellow Card[16], también ha habido extraños desórdenes menstruales[17], efectos adversos oculares[18], dermatológicos, inmunitarios y neurológicos[19], como trombosis del seno venoso cerebral[20], parálisis facial de Bell[21] y, más inusualmente, mielitis transversa aguda[22].

Estos datos son tan inquietantes que resulta ineludible estudiar si las vacunas tienen alguna relación con el inexplicable exceso de mortalidad no-covid detectado en el segundo semestre del 2021, fenómeno que tiene desconcertado a los expertos. Uno de ellos afirmaba en el Financial Times que los datos apuntaban a “enfermedades cardiovasculares[23]”. Dado que la principal novedad en 2021 son las vacunas covid, que su principal efecto adverso parece ser de naturaleza cardiovascular y que hay estudios sobre correlación entre vacunación y mortalidad subsiguiente[24], ¿no es lógico investigar una eventual relación? Asimismo, las cardiopatías repentinas en jóvenes deportistas profesionales (futbolistas, etc.) son compatibles con efectos adversos vacunales y merecerían estudiarse. Naturalmente, los medios primero negaron el aumento de casos y ahora lo ligan al covid con el mismo rigor con que podían ligarlo al vuelo del colibrí (si fuera el covid, ¿por qué no hubo este problema en 2020?).

Un escándalo de salud pública

A pesar de la evidencia sobre la falta de eficacia de estas vacunas y los claros indicios sobre su falta de seguridad, políticos, periodistas y empresas farmacéuticas continúan pertinaces. Como Groucho Marx, nos espetan sin pudor: “¿A quién vas a creer, a mí o a tus propios ojos?” Nos dijeron que las vacunas eran “95%” eficaces en prevenir el contagio y sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor: todos vacunados y todos contagiados[25]. Luego nos dijeron que en realidad no impedían ni el contagio ni la transmisión (entonces, ¿para qué sirve el pasaporte covid?) pero sí la gravedad y la muerte y, según Sanidad, tres de cada cuatro muertos por covid desde otoño estaban perfectamente vacunados[26]. Por último, nos dijeron que eran segurísimas, y ya ven ustedes. Fiasco tras fiasco, el contubernio político-mediático-farmacéutico intenta sostener un castillo de naipes que se desmorona. Lo último es incitar a frecuentes dosis “de refuerzo” (de refuerzo del relato oficial, se sobreentiende) a pesar de la evidencia israelí sobre su inutilidad y de la advertencia de la Agencia Europea del Medicamento sobre sus debilitadores efectos en el sistema inmunológico.

Tras recordar el cuestionable historial ético de las grandes farmacéuticas, un recientísimo editorial del British Medical Journal, una de las tres publicaciones médicas más prestigiosa del mundo, resume por su dureza la indignación creciente frente a la ocultación de datos: “Las empresas farmacéuticas están cosechando enormes beneficios sin un adecuado escrutinio independiente de sus afirmaciones científicas. El propósito de los reguladores no es bailar al son de las ricas corporaciones globales y enriquecerlas aún más; es proteger la salud de sus poblaciones. Necesitamos una completa transparencia de los datos de todos los estudios, la necesitamos en interés del público, y la necesitamos ya[27]”.

O sea, que sin tener suficientes datos se ha empujado a toda la población a asumir el riesgo de vacunarse (¡o de vacunar a sus hijos!) con vacunas opacas y en gran medida experimentales, ineficaces e inseguras, para evitar una enfermedad que cursa leve para la inmensa mayoría. Y a pesar de que el riesgo de desarrollar covid grave era 1.000 veces menor para un joven que para una persona mayor, se decidió que la vacunación fuera universal y no limitada a la población de riesgo. ¿Cómo se explica esto si no es por espurios intereses económicos y políticos? Probablemente estemos ante el mayor escándalo de salud pública de la historia.

Fernando del Pino Calvo-Sotelo

www.fpcs.es

 

 

CUANDO EL RELATO SE ACABA

El relato sobre el COVID-19 se cae a trozos de un día a otro. La OMS dice ahora que será una enfermedad con la que habrá de convivir y habla del fin de la pandemia.

El Ministro alemán de Sanidad, Karl Lauterbach, ha dicho que las personas no vacunadas, han sido erróneamente culpadas de la pandemia.

Ha sido un cambio de rumbo muy rápido, que puede ser fruto de las grandes protestas en diferentes países, del fracaso de la vacunación para prevenir la enfermedad o de las demandas con todo tipo de responsabilidades que se avecinan a nivel internacional, o que sencillamente, el intento de control de la sociedad aprovechando este medio ha fracasado.

Pero ahora queda por delante, saber la verdad y pedir responsabilidades a aquellos que con sus decisiones, han llevado a muchas personas a padecer efectos secundarios de todo tipo debido a este experimento.

Infartos, ictus, problemas autoinmunes y otros muchos padecimientos, que muchos medios de comunicación, con otras complicidades, ha ocultado y quitado importancia.

La sociedad, ha sido anestesiada a base de exageraciones y mentiras y muy poca ciencia, es más, se ha evitado cualquier discusión o debate científico por parte de aquellos que sin interés alguno mantenían tesis diferentes.

Debemos saber la verdad, sin más obstáculos, para impedir que ante cualquier otra pandemia, se utilice la misma para pervertir el derecho y la libertad.

El bien común, la convivencia pacifica y la verdad, deben de anteponerse al negocio de cualquier farmacéutica.

 

AGRADECIMIENTO

Con alegría escribo esta líneas de agradecimiento a un buen funcionario público que me atendió con diligencia, respeto y empatía el pasado lunes en el Centro de Salud de Solares.

Es verdad que era un tramite sencillo, pero lo importante fue la diligencia, el interés por ayudar y la educación.

Escribo estas líneas porque creo que los comunicadores, debemos de ser notarios de la verdad y hay que contar las cosas buenas y también las malas.

Los servicios públicos se deterioran, estoy convencido que muchas veces son cuestiones solucionables por parte de los gestores políticos, pero sin la fundamental responsabilidad de un buen funcionariado, que tenga clara su misión de servicio, ello sería imposible.

En tiempo de tanta incompetencia, mala educación, encontrarse con personas “encantadoras”, es todo un oasis que quiero agradecer.

Dicho queda, hay más gente maravillosa que mala, sólo que por desgracia se destaca más lo malo.

EL «REINO» DE LA MENTIRA

Tengo que dar las más sinceras gracias a Pablo Iglesias, por haber desvelado queriendo o sin querer, que los políticos son unos “mentirosos”, dejemos alguna excepción.

“Ya no soy político puedo decir la verdad”. Es imposible ser más sincero y de verdad lo digo hacer un mejor servicio a la sociedad que denunciar que la política se ha convertido en un “contenedor” de mentiras y de medias verdades.

El “reino” de la mentira es una de las pandemias de nuestra humanidad.

Tanto mentir, esta volviendo medio “loca” a la sociedad, que empieza a no saber distinguir el bien del mal.

No voy a decir nombres de políticos mentirosos, porque no tengo espacio suficiente y porque luego mi conciencia “lucha” entre el servicio a la verdad y la “caridad” y no quiero faltar siendo consciente a la caridad como persona que sólo busca el bien

Tenemos especialista en la mentira a nivel nacional, que pueden batir todo tipo de “record” y a nivel regional es algo tan obvio, que no necesito decir nombres.

Siendo ello grave, es mucho más grave como muchos medios periodísticos se “tragan” la mentiras y encima las difunden, y como la sociedad las acepta sin “correr a gorrázos” con perdón lo digo con cariño, a los mentirosos impidiéndoles seguir en la vida pública como dirigentes.

Pocas veces, Pablo Iglesias, ha hecho un mejor servicio al bien que con estas declaraciones, le doy mis sinceras gracias.  

NO «PINTAMOS» NADA EN UCRANIA

Se imaginan ustedes por un momento, como estarían casi todos los medios de comunicación de la vieja Europa, si la crisis en la frontera entre Rusia y Ucrania, hubiera supuesto la movilización de tropas de la OTAN, durante el mandato de Donald Trump.

Se estaría masacrando periodísticamente al que fuera Presidente de Estados Unidos, con todo tipo de insidias y exageraciones, cuando realmente, con todos sus defectos, Trump fue un hombre que no quería conflictos y se dedico a fortalecer a su ejercito, en un ejercicio de seguridad , para evitar tentaciones extrañas, sobre todo de China.

Sin embargo, ahora Estados Unidos, tiene a un Presidente que con perdón, que no sabe ni donde está en algunos momentos y parece seguro estar siendo teledirigido por otros lideres demócratas, dadas sus condiciones de conciencia; los medios europeos están callados y ven bien que se envíen refuerzos a un lugar a donde por ejemplo a España y algún otro país no se le ha perdido nada.

No es que Putin, sea ni mucho menos, un personaje de fiar, pero no es tampoco de fiar un personaje como Biden, que no sabe ya ni lo que dice ni hace y que tiene al país sumido en una grave crisis, cuando había prometido recuperar la unidad, cosa que no hecho.

Por su parte España, no tiene porque asistir a un conflicto que no entra en el tratado Atlántico que en su día rubricó.

Estamos en manos de unos políticos irresponsables a nivel mundial y de unos medios de comunicación lamentables y creo que me quedo corto.        

¿DATOS CORRECTOS?

Me hago una pregunta inocente. ¿Los Tribunales Superiores de Justicia, de las diferentes Comunidades, se creen todo lo que les cuentan las diferentes Administraciones, o por el contrario, contrastan dichas informaciones con otras a nivel nacional e internacional?.

Es obvio que por la propia forma de actuar, las administraciones, siempre intentan llevar el “ascua a su sardina”, y cuando informa, se pueden utilizar los datos de la forma más oportuna para tener siempre razón.

Se debiera contrastar siempre, los datos que aportan los políticos de turno y modular esas opiniones, con otras que seguro son bien diferentes en muchos casos.

Cuando se juega con la libertad de las personas, hay que intentar valorar las diferentes opiniones existentes y buscar la verdad, lejos de intereses de ningún tipo.

Las diferentes administraciones, no sólo de España, sino en diversos países, vemos como van adaptando su narrativa, sobre el COVID y por otro lado algunas de estas administraciones, muestran su influencia en la sociedad, sin ningún tipo de cortapisa, los importante es el relato y no la verdad.

Los ciudadanos, sólo tenemos como defensa de nuestros derechos y libertades al sistema judicial y si este no es correctamente informado en todos los casos, puede tomar decisiones equivocadas y causar graves daños.

No se trata de buscar “mi verdad”, sino la verdad.

EL «CARAMELO» DE IBERIA

Las comunicaciones aéreas con Madrid son fundamentales para nuestra Comunidad, debido a que otras infraestructuras, principalmente la férreas, dejan mucho que desear, como todos sabemos.

El éxito logrado en la gestión de los enlaces aéreos, con otros destinos nacionales e internacionales, no parece sonreírnos en las comunicaciones con la capital de España.

Unos veinticinco años después que de forma ininterrumpida, hasta llegar el periodo de la pandemia, los habitantes de esta tierra podíamos viajar por la mañana a primera hora, trabajar en Madrid, o enlazar con otros vuelos, y retornar por la noche; resulta que Iberia, en un paso hacía atrás que no debiéramos consentir, no repone el avión que pernocta en nuestro aeropuerto.

Es decir, vamos hacía atrás como el cangrejo, justo cuando Cantabria, su empresariado necesita de forma vital esta comunicación.

Ahora, como si fuera un “caramelo” que se da a un niño, nos anuncian la reposición del tercer vuelo, si, con mejores horarios que los actuales, pero sin conseguir un objetivo al que Cantabria no puede renunciar.

Vigo, Santiago de Compostela, La Coruña, Asturias, Bilbao, tienen un vuelo que pernocta en su aeropuertos, debe de ser que son más afortunados.

Iberia, es una compañía a la que particularmente, tengo simpatía y valoro la buena imagen que transmite de España, pero obviamente, creo nuestro dirigentes regionales deben de buscar otras alternativas, Ryanair, Air Europa…

Los intereses del mundo empresarial y económico de esta tierra, hay que defenderles y por supuesto, no se puede tolerar un retroceso de este calibre, aunque quieran “maquillarlo” con ciertas mejoras.

El Gobierno de Cantabria, no puede darse por vencido y debe de buscar otras soluciones, si Iberia no rectifica.

 

LOCURA Y MALDAD

Hay noticias que cuesta creerlas, pero cuando vamos conociendo la forma de actuar de forma “distópica” de algunos dirigentes políticos italianos, podemos llegar a creer esta forma de actuar que les comento a continuación.

Ha publicado hace pocos días el nuevo digital EL DEBATE, que el médico italiano Gerardo Torre que desempeña su actividad en la localidad de Pagani, región de Campania en el sur de Italia, se vio sorprendido, al enterarse que estaba siendo investigado por el Ministerio de Sanidad, por haber curado a unos 3.000 pacientes de coronavirus en su domicilios, sin seguir las normas del Ministerio.

Los ciudadanos de esta localidad italiana, consideran a su médico como un héroe.

El doctor Pagani, se mostro enormemente sorprendido por enfrentarse a la acusación de no haber respetado los protocolos de Sanidad, sobre los tratamientos a administrar a los enfermos de coronavirus.

Cuando recibió la orden, inicialmente pensó que querían darle una medalla, por su trabajo durante la pandemia, sin embargo se tendrá que enfrentar a un juicio disciplinario., arriesgando incluso a la suspensión

El sanitario italiano en declaraciones a medio italianos, indico que había visitado unos 3.000 enfermos, arriesgando su salud, mientras otros compañeros de profesión atendían a los enfermos por teléfono, sin evaluar al paciente, lo que ha derivado en muertes.

Los vecinos de la localidad ya han anunciado manifestaciones el próximo día 28 de enero fecha de su comparecencia ante las autoridades e incluso el alcalde de la localidad mostró su respaldo y aseguró haber sido curado por el doctor.

Esta es una muestra más de la inmundicia humana que rodea a toda está pandemia y la “locura” casi general que se ha creado en torno a la misma.

 

LAS CONSECUENCIAS DE UNA MALA GESTIÓN

La gestión a nivel de España de la pandemia de COVID-19, ha sido un desastre desde el punto de vista sanitario, social y económico y psíquico.

El informe de la Fundación FOESSA con CARITAS ESPAÑOLAS, al respecto es muy esclarecedor en cuanto a los daños irreparables causados en muchas familias españolas.

El informe, recoge que la cohesión social en España, ha sufrido un “shock” sin precedentes, como consecuencia de la tensión que ha sufrido la actividad económica y el empleo a causa de la irrupción del SARS-COV-2.

Según el trabajo desarrollado por un equipo de más de 30 investigadores de más de diez universidades y entidades, la precariedad laboral durante la crisis sanitaria se ha duplicado alcanzado casi 2 millones de hogares que dependen económicamente de una persona sustentadora principal que sufre inestabilidad laboral grave.

Un tercio del os hogares, están con todos los miembros en paro(600.000) familias, carecen de algún tipo de ingreso periódico que permita una cierta estabilidad.

La diferencia entre la población con más ingresos y con menos ha aumentado más de un 25 por ciento, cifra por cierto superior a la crisis de 2.008.

Tr4es de cada diez familias, se han visto obligadas a reducir los gastos habituales en alimentación, ropa y calzado.

Ante esta catástrofe, me pregunto si no se van a pedir responsabilidades, a aquellos dirigentes de medio mundo que no quisieron hacer ni escuchar las declaración de GREAT BARRINGTHON, en la que más de un centenar de científicos de primera línea, pedían que no se desarrollaran confinamientos, por innecesario y dañino para la salud.

Dos años después, vemos que la pandemia, ha sido utilizada para que unos pocos y poderosos se enriquezcan aún más y para cercenar derechos y libertades, y arruinar familias y pequeñas y medianas empresas.

Mientras, vemos como los grandes fondos, consiguen resultados económicos record e intentan instalar un nuevo sistema que sólo a ellos beneficia.    

EL SER HUMANO, ÚNICO E IRREPETIBLE

El ser humano es único e irrepetible, por lo tanto, su dignidad como persona debe de ser respetada.

No son sin embargo, tiempos para el respeto humano, sino más para la dictadura social que a través de diferentes formulas se abre paso en una sociedad, que no reconoce su propio ser y su responsabilidad individual y por supuesto su propia libertad.

Se esta propiciando a través de gran parte los medios de comunicación y de la clase dirigente, una justificación de la cesión de derechos individuales a los diferentes gobiernos.

Se cede nuestra autonomía personal, nuestra salud, nuestra voluntad, es decir, se quiere establecer un especie de “cárcel” psicológica y hasta física para cada individuo, bajo el falso pretexto de que siempre es por el supuesto bien de la humanidad.

Es en realidad, una especie de “Estado totalitario”, que te dice lo que tienes que pensar, consumir, inocularte; etc para ser un buen ciudadano.

En realidad, es el “modelo chino”, que parece les ha gustado a los dirigentes mundiales y al globalismo para ellos seguir dominado todo y conseguir una sociedad sumisa.

Mientras, millones de pequeñas empresas y particulares, se arruinaban debido a las restricciones del COVID, los grandes fondos con inversiones en las industrias farmacéuticas y en los medios de comunicación, obtenían unos resultados “record”.

Así el famoso fondo BLACK ROCK, consiguió aumentar sus beneficios en el año 2021, nada menos que un 20 por ciento respecto al año anterior, llegando a los 5.901 millones de dólares, sin duda una parte del beneficio obtenido, es fruto de la especulación.

Se está produciendo una transferencia continua de capital, de las clases populares y las clases medias a una élite financiera, cada vez más pequeña y más poderosa, controlando todo e interviniendo indirectamente en las decisiones de gran parte de los Gobiernos.

Se demuestra así, que a través de dominio sobre el ser humano, se consigue el enriquecimiento de unos pocos y la ruptura de las clases medias, que tanta estabilidad han dado y que en pos de unos intereses oscuros y peligrosos se quiere eliminar. Todo un plan, que no quieren que veamos, aunque cada vez es más evidente.

En realidad, es un proceso de la destrucción del ser humano y su conversión en una especie de esclavo de las supuestas élites.       

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