El sistema autonómico como tal, fruto del consenso de la Constitución, ha entrado en quiebra.
Quiebra económica por la insuficiente financiación y quiebra estructural al no simplificar las cosas.
No se trata de suprimir las autonomías, como quiere alguna fuerza política, ni mucho menos, se trata, de realizar una reforma que disminuya la estructura del sistema autonómico, dándole futuro.
La quiebra del sistema autonómico, esta motivado en parte por la deslealtad de los nacionalismos y el dejar hacer de otras fuerzas.
El objetivo autonómico, era claro, acerca los servicios a los ciudadanos, pero en realidad, ha sido un fracaso porque se han creado una administración gigantesca que esta llena de normas, leyes y protocolos que la hacen lenta y costosa.
La traición de los partidos nacionalistas, ha abierto en otras comunidades un ansia por el gasto y las nuevas competencias, lo que acabará siendo insoportable económicamente.
Ningún partido, plantea una reforma del sistema autonómico, que repito, no se trata de suprimir sino de reformar, lo que en poco tiempo será una urgencia, aunque los políticos no quieran ver la realidad, cosa que es entendible dado que ellos si se juegan muchos puestos de trabajo de asesores y altos cargos.