UNIDAD EN LA VERDAD

Si en una empresa privada, se produce la desgracia de un accidente laboral, totalmente casual, se investiga hasta límites extraordinarios las supuestas responsabilidades del empresario de turno y de las medidas de seguridad en el trabajo.

Sin embargo, nuestro políticos no quieren tener responsabilidades, sólo parecen estar en la mayoría de los casos, para sacarse la foto y cargar a otros la culpa.

Claro que el Gobierno de la nación tiene responsabilidades, en el que la pandemia haya tenido una repercusión en España de alta mortalidad.

Debieran de haberse cortado diez días antes las comunicaciones aéreas con Italia, los vuelos llegaban como si nada sucediera y también haber cortado el tráfico aéreo con otros países Asiáticos.

Nada de ello se hizo, al contrario, se ánimo a participar en la manifestación feminista, se autorizaron partidos de futbol y mítines políticos.

¿Cómo es posible que nadie pida perdón, como al menos ha hecho el Presidente Macrón?

No sólo no se pide perdón, sino que se miente tratando de convencer que se actuó bien.

Hay que recordar que por parte de los responsables, se decía que España estaba preparada la pandemia, añadiendo que teníamos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo. ¿En que quedamos, que teníamos medios o no los teníamos, y en cuyo caso se estaba mintiendo?.

Y ahora se pide unidad, la unidad, siempre es buena, la tienen los ciudadanos entre si, pero no debe de ser una unidad para tapar tanta mentira e incompetencia.

La unidad, debe de estar basada en la verdad y no en engañar o decir medias verdades para seguir en el cargo, que en el fondo es la única estrategia que se puede atisbar en algunos.

 

 

DERECHO A LA SALUD Y LIBERTAD

 

 

 

La gran mayoría de la sociedad española, sigue las instrucciones con resignación y responsabilidad en nuestro confinamiento, no había otra solución, para parar la pandemia después de no haberse tomado por parte de las autoridades competentes ninguna medida preventiva, en los desplazamientos y no haber controlado las fronteras hasta mitad del mes de marzo.

La población lo ha hecho con responsabilidad, pero creo ha llegado el momento de responsabilizar al ciudadano, no somos súbditos y por lo tanto debemos de ser responsables de nuestro actos, utilizando bien la libertad.

Mascarillas preventivas, higiene, distancia entre personas, son medidas para poner en marcha la salida en libertad y recuperar cierta normalidad.

Si alguien no cumple las medidas de distancia y mascarillas puede ser multado.

Nuestra libertad, tiene que ser compatible con la contención de la pandemia.

Empiezo a estar cansado, de seguir el dictamen de los mismo expertos que decían que no había que cerrar las comunicaciones con China y con Italia en plena expansión de la pandemia o que las mascarillas no eran necesarias; y ahora quieren que sigamos encerrados sin posibilidad de dar un paseo sólo o acompañado a distancia y que los niños no puedan salir a jugar, un rato al menos.

Señores del Gobierno, esto no es China, estamos en un país con libertades y derechos y hay que hacerlos compatibles con el control de la pandemia.

LA IMPORTANCIA DE UNAS CUENTAS PÚBLICAS SANEADAS

Llorar por la leche derramada no conduce a nada, pero si sirve de lección.

Si desde la famosa moción de censura a Rajoy, utilizando medias verdades, al menos, se hubiera seguido una política económica adecuada en la línea anterior que recortaba poco a poco el déficit público y trataba de aprovechar un crecimiento del tres por ciento, para caminar en el saneamiento de nuestras finanzas púbicas; sin duda hoy estaríamos en una mejor situación para hacer frente a la problemática generada por la pandemia, no sólo en las personas sino también en la economía.

Tendríamos un margen mayor de cinco puntos en nuestro endeudamiento sobre el PIB y no hubiéramos llegado como ocurre sin apenas margen a la situación actual.

Hay que tener en cuenta, que con el actual ejecutivo a pesar de los grandes aumentos en recaudación, el PIB alcanzo en el 2.019 en términos de caja un desfase de 33.223 millones de euros.

El gasto improductivo del gobierno de Sánchez con aumento de asesores y altos cargos ha sido descomunal y además se ha retenido o no pagado unos 2.400 millones de euros a la Autonomías, todo ello se ha hecho en base a tener uno costes de financiación muy favorables, sin querer darse cuenta que una financiación tan favorable. no tiene porque persistir en el tiempo y se debiera de haber aprovechado para reducir el “apalancamiento” de las finanzas públicas.

Por todo ello, se pude en parte entender, que algunos países con presupuestos saneados se nieguen a mutualizar la deuda con unos gestores tan deficientes.

La alternativa al final, será que la ayuda de la UE llegará a España, para atender a personas y empresas, pero estará sometida como es lógico a controles muy severos y eso no lo quiere Pedro Sánchez, porque le impedirá tener las manos libres para hacer su voluntad    

PARECE INCREIBLE

No se cuanto ha podido costar la última encuesta del CIS, seguro que un dinero que España no tiene y deberá pedir prestado. (La deuda pública superará el 110 por ciento del PIB en un inmediato futuro).

Me faltan calificativos que en plena emergencia nacional y con más de 18.000 fallecidos por esta pandemia, se quiera conocer la opinión de los españoles a través de una encuesta.

Parece increíble tan poco corazón y empatía, es algo que nunca en personas sensatas pudiera suponer.

Resulta que falta material, cuando escribo esto estoy viendo a personas muy cercanas hacer mascarillas y trajes de protección, porque son necesarios y el Estado todo protector, no llega a poner en los hospitales residencias y otros centros el material necesario.

Estamos llenos de necesidades y en un futuro necesitaremos un esfuerzo colectivo y algunos a izquierda y derecha, esta pensando en el CIS, porque lo lógico es que no se hubiera realizado estudio alguno con lo que esta sucediendo.

No me extraña, que algunos países nos manifiesten que no están para sufragar gastos superfluos y digan que de mutualizar la deuda, nada de nada.

Gracias a multitud de empresas, particulares, asociaciones, congregaciones religiosas, se esta cubriendo mucha demanda de mascarillas y trajes protectores, como primero fue de respiradores, sin embargo, hay dinero para estas “milongas” como no deja de ser en la presente circunstancia un análisis sociológico.

El dinero público no esta para estas cosas, sobre todo, en estas tristes circunstancias, ni para que algunos sigan pensando en sus cargos y no en el futuro de tantas personas y de toda la nación.

Es verdad que hay que tener paciencia y templanza, pero algunos hechos desde luego nos ponen a prueba como seres humanos.  

DERIVADAS DE LA PANDEMIA

 

 

La crueldad de esta pandemia del coronavirus tiene muchas derivadas: el sufrimiento de los enfermos en la soledad, la ansiedad y falta de noticias de los familiares y el dolor que ello genera, la lucha de los médicos y resto del personal sanitario, el confinamiento en los hogares, que empieza a ser cada vez más difícil de soportar y las consecuencias económicas y laborales de todo tipo.

Sin embargo, no se habla suficientemente de las personas recluidas en residencias y centros sanitarios especiales con dependencia física o de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Las familias, por la lógica de los protocolos y de la propia seguridad de los pacientes, no pueden visitar a estas personas en residencias y centros especializados, es verdad que saben permanentemente de su estado, pero no pueden trasladarles su cariño y cercanía; lo que también produce una sensación de frustración muy grande.

Hay mucho sufrimiento, a causa de esta cruel enfermedad, un sufrimiento que requiere de compresión y de respeto y no de intentos permanentes de pasar página.

Todos queremos pasar página y que esta enfermedad sea controlada, pero queremos aprender de errores y también, que cada cual asuma su responsabilidad y que no se intente en cada rueda de prensa, hablar de lo accesorio y dejar lo importante.

El dolor debe de ser mitigado, los familiares que han perdido sus seres queridos, merecen que todos, y digo todos, en la medida de lo posible, hagamos de cirineos y les ayudemos en estos momentos tan difíciles; lo que no necesitan es soberbia y prepotencia, de nadie y menos de aquellos, que precisamente debieran de ser ejemplares en sus formas y maneras.

SENSATEZ Y MODERACIÓN

Nadie en su sano juicio, puede creerse que las medidas económicas de algunas personas que han defendido la catástrofe humanitaria de Venezuela, puedan tener solvencia y credibilidad.

El comunismo, sólo puede anidar en momentos de desesperación y de desintegración social.

Una sociedad justa, con riqueza bien administrada es el mejor antídoto contra la dictadura comunista.

Por lo tanto, los organismos internacionales, que son los que nos tienen que ayudar, pedirán garantías y condiciones a esa ayuda, para que no se dilapide en asesores, subvenciones a organizaciones amigas y en gasto público clientelar.

La sensatez y la moderación, están en el polo opuesto a los radicales y ello es algo que se puede sacar como conclusión a poco que se conozca la historia.

Son tiempos para personas generosas, personas de bien, dispuestas a inmolarse políticamente y dispuestas a decir la verdad siempre a un pueblo demasiado acostumbrado a la mentira.

Sólo desde el trabajo bien hecho, desde la generosidad, la unidad y el sentido común saldremos rápidamente de la situación actual, aunque algunos defiendan

métodos fracasados, aderezados con recorte de libertad

NO ES UNA GUERRA

Nos quieren hacer creer que la pandemia del coronavirus es una guerra y no es verdad.

Es una pandemia, grave, muy grave, que no ha sido debidamente abordada en muchos países y por ello esta teniendo las graves consecuencias que todos sufrimos.

El relato de que esto es una guerra, viene lanzado por aquellos que quieren disolver responsabilidades en una sociedad que no estaba bien informada.

La tragedia de los muertos, no es igual en unos países que en otros, porque en algunos países se trabajo con previsión y en otros no.

Este dato no es discutible y les invito a que miren las estadísticas de fallecidos respecto al número de habitantes, también se puede comparar el número de sanitarios fallecidos en cada país.

Todos estamos sufriendo mucho, de manera muy especial los enfermos, sus familias y los sanitarios, pero nadie que haya vivido el terror, la extrema violencia y el hambre de una guerra se atrevería a calificar la pandemia como una guerra.

La pandemia, parece era inevitable antes o después según los científicos, pero lo que si era evitable, era este número tan desolador de víctimas inocentes si los países se hubieran preocupado y si China hubiera informado antes.

Por lo tanto, el drama y el sufrimiento esta en los enfermos, en los familiares

de fallecidos, en los que están en los centros sanitarios luchando por la vida y en los médicos, personal sanitario de todo tipo y en aquellos que ven muy seriamente amenazado su puesto de trabajo.

No tendremos que reconstruir calles ni casas como en Beirut, es verdad ,que tendremos que reconstruir la solidaridad, la generosidad y el bien común, ayudando sobre todo y por encima de todo, a los familiares de la víctimas.

Por lo tanto esta pandemia no es una guerra, salvo que algunos quieran repartirnos en bandos.  

UNIDAD CON CREDIBILIDAD

Un pueblo unido, es un pueblo fuerte, de las unidad sale lo mejor: solidaridad, ayuda, esperanza, trabajo.

Pero para promover la unidad, es necesario creer en ella y no utilizarla como un producto a vender; debe de ser algo sincero.

Para convocar a la unidad, hay que tener credibilidad, esa credibilidad se demuestra a través de una trayectoria y también a través de los hechos de cada día.

No parece sensato, ni autentico insultar previamente a aquel con el que se quiere pactar y crear unidad, es todo un contrasentido y más que una torpeza, que pudiera tener reparación, parece una estrategia más de marketing, lo que no deja de ser una grave irresponsabilidad.

En las circunstancias actuales que vive España, los políticos no debieran pensar en su propia “carrera”, en su futuro, sino en el de los españoles y se debieran de inmolar políticamente si fuera necesario en pos de una unidad autentica.

El barco llamado “España”, navega con mar arbolada y sin embargo, en vez de tener una tripulación experimentada, tiene una tripulación muy novata y sin experiencia y además da la sensación, al menos, de que es un tanto arrogante y no quiere hacer caso de aquellos con experiencia en duras travesías y que avisan de que no es correcta la deriva.  

El mayor daño que se esta haciendo a la política española, es el gran poder de los llamados “gurús” de la comunicación de todos los partidos, porque nunca les importa el fondo de las cuestiones, sino se quedan en formas y en mensajes aparentes y superfluos, que no dejan de ser un engaño.

REDUCIR GASTO CORRIENTE

El llamado “Manifiesto por la libertad” rubricado por 2.200 economistas, solicitando que el Estado reduzca gastos innecesarios, para poder destinar esos remanentes de fondos a las personas y empresas que realmente lo necesiten es algo fundamental para salir de la crisis originada por la pandemia.

Se trata de reducir el gasto corriente e improductivo que en España, se debiera de haberse abordado hace muchos años.

No es de recibo que tengamos más coches oficiales que Estados Unidos o Alemania, que el número de asesores nombrados por los gobiernos de turno no aporten casi nada y que los fondos del Estado sean utilizados como una agencia de colocación para los políticos de partido.

Es necesario replantearse claramente la duplicidad de entidades y el propio funcionamiento del sistema autonómico, en cuanto a cargos públicos.

España, puede salir de la crisis con trabajo y con austeridad en lo innecesario y atención a lo principal: personas y empresas.

No puede ser que con los miles de muertos, todavía se este pensando en el “marketing político”.

Hagamos de la necesidad virtud y cortemos de manera radical, tanto gasto innecesario como tenemos en este país.  

NECESITAMOS BUENOS GESTORES

Debiéramos preocuparnos mucho, que ante una crisis de proporciones desconocidas, el Gobierno de este país, siga pensando en su presencia en el día después, en vez de estar dispuesto a gobernar y unir dejándose de proyectos personales e ideológicos.

España, no necesita ahora expertos en marketing y mucho menos medias verdades o mentiras, necesita un nivel político y de liderazgo que realmente no tiene.

La clase política en los últimos diez años, ha sido tomada por en términos generales, no quiero decir todos, por incompetentes; personas, que no han gestionado nada y que en demasiados casos vienen de las diferentes juventudes de los partidos, sin haber pasado por ninguna empresa, ni tamiz de gestión.

Estamos, lo digo salvando excepciones, ante unos profesionales que viven de la política y que no tienen en su mente la idea de servir, sino de subsistir.

Seguir viviendo bien de la política, es el objetivo de cientos y cientos de dirigentes de todas las fuerzas políticas, lo que no deja de ser un drama para esta sociedad.

La mayoría de nuestros dirigentes, me refiero a los más importantes, no han gestionado ni un Ayuntamiento, ni una Empresa, ni siquiera un “Kiosco de pipas”.

La mediocridad y la impostura al poder, lo grave es que las consecuencias las pagamos todos.