“La muerte no es el final del camino”, señor Presidente del Gobierno.
El acto de memoria a las víctimas del Covid-19, fue un memorial, frio y sin el calor del pueblo.
Sólo, la intervención del hermano del periodista José María Calleja, fallecido por esta enfermedad, tuvo la emotividad y la profundidad que merece un acto como el celebrado.
Una memoria, sin la presencia del pueblo y a las nueve de la mañana, es un acto sólo para cubrir el expediente y no querer reconocer que la inmensa mayoría de los fallecidos y sus familias son cristianos y merecen una celebración religiosa.
Al señor Sánchez, parece que le molesta un parte de la sociedad, le molesta el contacto con la gente, porque parece tener miedo a que le reprochen tantas medias verdades.
Los fallecidos por esta pandemia y sus familiares, no han escuchado del Presidente del Gobierno la más mínima petición de perdón, como escuchaba el pasado 14 de julio del Presidente Macrón, en una entrevista a la televisión francesa, con motivo de la fiesta nacional.
Los fallecidos por esta pandemia, sus familiares y sus sanitarios, militares y tantos voluntarios que han colaborado y colaboran todavía, se merecen mucho más, muchísimo más, se merecen la empatía, el cariño, la compresión, la ayuda.
Recuerde, señor Sánchez, la muerte no es el final del camino: medite, piense, recapacite y dese cuenta que es un ser humano como los demás; ni más ni menos.