Recuerdo mi viaje a Budapest, todavía bajo mandato comunista; mi primera impresión, se produjo en el avión al entrar en el espacio aéreo de Hungría, el comandante del 737 de Lufthansa, nos aviso de que a partir de ese momento no podíamos tomar fotos desde el avión, me pregunte para mi mismo que fotos podíamos tomar cuando estábamos a 30.000 pies de altura.
Llegamos al viejo y “descarrachado” aeropuerto de Budapest y prácticamente no había aviones comerciales, muy pocos, pero nos encontramos con la primera “cola”, una “cola” muy formada por los pasajeros del vuelo procedente de Frankfurt en el que habíamos viajado.
Las “colas” siguieron siendo algo común en nuestro viaje a pesar del buen trato que recibimos.
Si uno viaja a Cuba verá ”colas” para todo, hasta para la cosa más insignificante.
También eras famosas las “colas” en Rusia, ahora no lo se pero antes eran muy largas.
Y ahora en España, debido a la “pandemia” y a este Gobierno de izquierdas radical, tenemos “colas”.
“Colas” para ir a comprar el pan por aquello de la seguridad, “colas” ante las entidades bancarias, “colas” ante los organismos públicos, “colas” ante los ambulatorios.
En definitiva “colas” y más “colas”. No son otra cosa que una falta de respeto a la libertad del individuo, una forma de sometimiento al poder que sea, que va impregnando poco a poco nuestras conciencias.
Es en definitiva, una síntoma de que no funciona casi nada y una idea de lo que es el llamado progresismo: una gran mentira.