TOTALITARISMO DE PENSAMIENTO

 

Una gran parte de las sociedad actual, no quiere saber la verdad, porque les molesta ponerse ante ella, porque sirve de espejo de nuestra mentiras y contradicciones.

Ante este hecho sociológico, es casi imposible establecer debate serio alguno, porque enseguida se descalifica por todos los medios posibles, toda opinión distinta que equivocada o no, ponga reparos a cualquier tendencia propiciada desde el poder.

Así se establece, una especie de “todo o nada”, de “blanco o negro” y no se deja alternativa alguna al relato que interesa.

Lo grave de todo ello, es que está forma de actuar tan dañina y perjudicial para la sociedad, con motivo de la pandemia, ha llegado a la ciencia y a la medicina, con descalificación de todo aquel, que cuestione lo que los grupos de poder quieren.

Es una perversión total, hasta ahora no conocida y un resurgir de un totalitarismo intelectual, que ya se empieza a fomentar desde la niñez en la educación que se recibe, en la que se impide un desarrollo intelectual propio y autónomo imponiéndose tendencias, modas, reglas en algunos casos absurdas y exageradas.

Sin debate de ideas, es imposible un desarrollo global del ser humano, en todos sus aspectos y de está forma se anquilosan los sentidos y se llega a tener miedo a disentir, por no parecer un ser “extraño”.

El totalitarismo del pensamiento, está dirigido por intereses muy concretos que utilizan a los políticos y a los medios de comunicación, para sus propios intereses y dando cartas de naturaleza a las ideas que interesen en cada momento, al margen de la verdad o de cualquier debate.

Se trata de impedir que el ser humano, sea por si mismo una persona con principios y gustos propios, autónomo en su decisiones y reflexivo en las mismas.

Así se puede manipular todo a gusto de unos pocos, importando “un bledo” la verdad.