FARISEISMO Y DESVERGUENZA

Cuanto fariseísmo y desvergüenza, en la actitud de España en este caso, pero de Europa en general, con las dictaduras del Golfo Pérsico.

Acaba de recibirse con todos los honores al Emir de Qatar en la capital de España.

Tamin bin Hamad al Thani, como se llama el Emir, que ha sido condecorado, nada menos que con el collar de la Orden de Isabel la Católica, la máxima distinción de carácter civil de España.

Los derechos humanos brillan por su ausencia en Qatar, se calcula que unos 6.500 trabajadores inmigrantes, procedentes de Filipinas, Bangladesh, Kenia, Nepal, India y Pakistán han fallecido después de trabajar con temperaturas superiores a 39 grados más de 17 horas, sin lugares donde tener una vida digna.

Estos trabajadores, han estado construyendo los estadios de futbol, el metro y autopistas.

Sinceramente y aunque pueda estar equivocado, no veo apenas diferencias entre Vladimir Putin y los responsables políticos de Qatar, que permiten este tipo de atropellos.

Occidente, España, vive en la falta de vergüenza, coherencia y dignidad, en manos de países como Qatar y otros.

Todo por el gas, por intereses financieros, da igual, que se pisotee los derechos humanos más fundamentales.

¿Donde están los sindicatos españoles?

Que se lo pregunten Sujan Miah, trabajador de 32 años que fue encontrado muerto en su cama el 24 de septiembre de 2020 después de haber trabajado a 40 grados de temperatura o Tul Bahadur de 34 años muerto el 3 de junio de 2020 tras trabajar diez hora con temperaturas de más de 39 grados.

La Asociación para la promoción de militantes cristianos, Encuentros y Solidaridad y el BLLG GLOBAL DE PAKISTAN, han organizado protestas ante la Embajada de Qatar en Madrid.

Da asco, que con los impuestos de los españoles se de reconocimientos a “sátrapas” y personajes que permiten tanta crueldad en sus países.

Que no nos hable ni Sánchez, ni su Gobierno de derechos humanos, todo lo que hacen es falso.

Seguro que dicen, así tenemos asegurado el gas.

Conclusión: el boicot a Rusia, obedece a otros intereses que no conocemos.