EL DAÑO DE LAS MASCARILLAS

 

Esta sociedad ha perdido el sentido común, ha perdido la lógica y se cree casi todo lo que dicen nuestros dirigentes, sin pararse a pensar, cuestionar, discernir e informarse bien.

Cuando estos días de calor, veo a los conductores de los autobuses que tienen que soportar siete horas seguidas la mascarilla, con treinta grados, me revelo contra el sentido común, la mentira y el sometimiento absurdo.

En el tiempo de siete horas están sufriendo una respiración insuficiente como luego trataré de informar, soportando el sudor en su boca, con grave riesgo de sufrir un desmayo.

Este Gobierno, nos somete a normas sin estudios suficientes sobre la bondad o necesidad de las mismas.

Así l asociación civil DOMO GALICIA, que protege las libertades y los derechos de los ciudadanos, ha encargado un estudio sobre el uso de las mascarillas y su eficiencia.

El estudio realizado por Jesús Antuña, licenciado y especialista en Medicina Generalista y Aeronáutica, Profesor de Medicina y Psicología Aeronáutica y Médico examinador aéreo reconocidos por la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) y por María Eugenia Fernández Montilla, Ingeniera técnica Aeronáutica y especialista en seguridad aérea y factor humano en aviación. Auditora autenticada para el sector aeroespacial.

El objetivo del estudio encargado por DOMO GALICIA, era el de evaluar el efecto en el organismo de la concentración de CO2(dióxido de carbono) por el uso continuado de la mascarilla, a través del análisis transcutáneo de gases en la sangre (SPO2.saturación parcial de oxígeno. y PCO2-presión de dióxido de carbono-) y la frecuencia cardiaca (PR) en humanos de 4 a 80 años.

También, transcurridos los primeros quince minutos de la prueba, se realizó la medición de la concentración de dióxido de carbono en la cavidad de las mascarillas durante los últimos cinco minutos, utilizando un medidor de CO2, temperatura y humedad con un rango de medición de entre 0 ppm y 10.000 ppm (partes por millón).

En el experimento participaron 82 menores de 18 años y 63 personas adultas, todos individuos sanos, con algunos diagnósticos de EPOC )enfermedad pulmonar obstructiva crónica), asma, apnea del sueño y con diferentes tipos de alergias respiratorias y otras. Para la realización de las pruebas se utilizaron

tres tipos de mascarillas : FFP2, quirúrgica y de tela.

Los resultados obtenidos muestran tres grandes bloques. El primero, de casos confirmados de hipoxia, hipercapnia, hipocapnia, taquicardia y bradicardia, porque los participantes alcanzaron valores fuera de los parámetros normales de PCO2, SPO2 y PR. El segundo bloque de variaciones significativas e importantes con respecto a los valores basales de cada individuo. Y el tercero, de casos, que se mantienen con parámetros anormales de PCO2,SPO2 y PR una vez retirada la mascarilla.

En definitiva como conclusión se evidencia un desequilibrio en los valores medidos debido a la alta concentración de dióxido de carbono medida en la cavidad de la mascarilla (por encima de las 10.000ppm), producto de la reinhalación durante la respiración.

Este desequilibrio lleva al organismo a desarrollar un real y medible cuadro de hipoxia hipóxica o Anémica Fisiológica, acompañado de hipercapnia e hipocapnia.

Se produce por lo tanto una disminución del organismo para aprovechar el oxígeno, dañando las funciones metabólicas encargadas del crecimiento y del mantenimiento de la vida.

Por otro lado la carencia de oxigeno dificulta la atención, la coordinación motora y disminuye la capacidad de compresión del entorno, alterando los procesos de aprendizaje y la capacidad de accionar.

En definitiva el estudio deja bien a las claras, con probada evidencia, que el uso continuado de la mascarilla causa daños irreversibles para el organismo humano y especialmente en los menores de edad.

Al margen de este estudio encargado por DOMO Galicia, la DRA Margareta Griesz-Brisson, una de las neurólogas líderes en Europa, califico de criminal el privar al cerebro de un niño o de un adolescente de oxigeno, ya que la falta de oxigeno inhibe el desarrollo del cerebro y el daño resultante no puede ser reparado.

Habría que preguntar a las autoridades en que estudios están basadas sus ordenes para obligar a llevar mascarilla en ciertos lugares como los transportes públicos.

En caso de no poder demostrar su utilidad, debieran de responder con acciones penales al daño causado, por lo tanto es necesario que razonen sus decisiones.