DESDE WUHAN OTRO EPIDEMIA DE MENTIRAS

 

 

Otro interesante artículo de D. Fernando del Pino Calvo-Sotelo en su BLOG, que por su interés e información reproducimos.

 

 

 

Fernando del Pino Calvo-Sotelo

7 de marzo de 2023

Hace pocos días el director del FBI afirmó que “muy probablemente” el origen de la pandemia había sido un escape accidental de laboratorio en Wuhan[1], sumándose así a diversos informes que han ido aflorando recientemente y al informe eminentemente científico del Senado de EEUU, publicado en octubre de 2022, que descartaba la teoría de un origen zoonótico natural y espontáneo[2].

Aunque probablemente el momento elegido para estas tibias iniciativas esté relacionado con la situación geopolítica actual y que por ahora carezcan del énfasis que merece la responsabilidad por la muerte de millones de personas, estamos ante un cambio de relato radical, pues durante la pandemia los medios de comunicación negaron y censuraron la teoría de un escape de laboratorio, aunque prestigiosas publicaciones médicas como el BMJ lo consideraban verosímil[3]. Dado que el único objeto de la censura es ocultar la verdad, de por sí éste era ya un indicio revelador, pero hay más.

El origen extremadamente probable de la pandemia

Como es bien sabido, en Wuhan existían dos laboratorios biológicos de seguridad y se sabía que al menos uno de ellos estaba trabajando con el mismo tipo de coronavirus que el SARS-CoV-2[4]. Como es obvio, la probabilidad a priori de que, de todas las ciudades del mundo, el virus emergiera precisamente en una ciudad donde existían dichos laboratorios sin que estos tuvieran nada que ver es ridículamente baja. Si se produce un vertido tóxico al lado de una fábrica de productos químicos, ¿de quién sospechamos?

En segundo lugar, la eficiencia con la que el SARS-CoV-2 se unía a los receptores ACE2 y la elevada contagiosidad del covid entre humanos encajaba mal con un origen zoonótico espontáneo. Existen escasos precedentes históricos de grandes pandemias de origen zoonótico procedente de mamíferos en el que el vector de transmisión no haya sido un insecto y la probabilidad de que una enfermedad pase de forma natural de mamífero a humano y se convierta en altamente contagiosa entre humanos es muy baja. Asimismo, la evidencia genética del coronavirus no mostraba que hubiera circulado por otros animales que no fueran seres humanos.

Por último, tres años después no se ha encontrado el animal origen del SARS-CoV-2 ni el grupo de animales contagiados que hiciera de reservorio de la enfermedad. Si ellos fueron el origen de la epidemia, ¿dónde están esos animales enfermos? Tampoco han seguido contagiando a humanos: ¿sólo los contagiaron una vez y sólo en Wuhan? La realidad es que no hay evidencia científica alguna que apoye la a priori muy improbable teoría del origen natural de la epidemia.

Los interesados en ocultar la teoría del escape biológico

El interés de la dictadura comunista china en ocultar un potencial escape biológico es evidente, pero ¿qué interés ha tenido la burocracia de EEUU en contribuir a tal ocultación hasta ahora? Existen tres motivos. El primero era un motivo político: Trump había acusado a China y el establishment norteamericano estaba juramentado para desacreditarle en todo lo que dijera, aunque fuera verdad[5].

El segundo motivo es que existía la preocupación de que culpar de la pandemia a un accidente biológico en un laboratorio gubernamental pusiera en riesgo los programas biológicos que todas las potencias – incluido EEUU – tienen en distintas partes del globo.

Pero el motivo más relevante es que conocidas instituciones de salud norteamericanas dirigidas por conocidos científicos y burócratas habían financiado parte de los experimentos en Wuhan debido a la prohibición legal de realizarlos en territorio estadounidense.

El intento de encubrimiento involucró a la corrupta OMS, que casualmente eligió a uno de estos científicos para unirse al equipo enviado a Wuhan “para investigar” el origen de la pandemia y aseverar, naturalmente, que los chinos nada habían tenido que ver[6], al fáustico Dr. Fauci[7], y a 27 científicos que publicaron una carta en The Lancet tildando de “teoría conspiratoria” la posibilidad de un escape de laboratorio. El escándalo fue mayúsculo, pues pronto se supo que 26 de los 27 tenían vínculos directos o indirectos con el propio laboratorio de Wuhan o sus financiadores[8].

Algunos creen que el escape no fue accidental y que la epidemia fue provocada. Sin embargo, si el gobierno chino hubiera querido desatar una epidemia nunca lo habría hecho en su propio territorio y mucho menos en una ciudad con laboratorios biológicos. Es más, aquellos que defienden que la epidemia fue provocada se verían obligados en pura lógica a mirar hacia algún adversario de China, como EEUU. Lo considero muy improbable.

Que el escape fuera accidental no exime al gobierno chino de responsabilidad ante la negligencia y ante algo mucho peor: su opacidad inicial, plagada de ocultaciones (consustanciales a un régimen comunista) y la exportación del virus al resto del mundo, de la que existen indicios de dolo al no prohibir presuntamente los vuelos internacionales una vez había prohibido los nacionales[9].

Si no hemos vivido una pandemia natural sino un accidente de laboratorio a lo Chernóbil con uno o varios escapes a lo largo del otoño del 2019, el relato sobre el covid cambia. Entre otras cosas, la psicosis sobre una futura epidemia se reduce considerablemente y Bill Gates queda en entredicho como sedicente profeta de pandemias y consejero sobre cómo prevenirlas. ¿Por qué no propone impedir que los yonquis del poder, sus científicos arrogantes y las vampíricas empresas farmacéuticas sigan jugando al peligroso juego de la manipulación genética de patógenos con fines bélicos o lucrativos?

Confinamientos, mascarillas e inmunidad natural: una epidemia de mentiras

Nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse” (Lc 8, 16-18). Con el paso del tiempo el Himalaya de falsedades que ha rodeado la epidemia del covid está saliendo a la luz. Este aluvión de mentiras cimentó un programa de manipulación de masas sin precedentes para crear la histeria colectiva necesaria para lograr que la población aceptara mansamente una claustrofóbica dictadura sanitaria.

La implantación de los ilegales confinamientos (“dos semanas para aplanar la curva”, ¿recuerdan?) no sirvió para nada salvo para arruinar mental y económicamente a millones de personas.

Las mascarillas, primero denostadas y luego histéricamente impuestas, nunca dejaron de ser una completa farsa, una superstición, un símbolo de sumisión y un negocio para los comisionistas de turno. Ningún plan de epidemias previo contemplaba su uso y no existía evidencia sobre su utilidad para el público en general, pero ha sido un reciente estudio Cochrane (máxima fiabilidad estadística) el que ha dado la puntilla a la creencia de que las mascarillas valgan para prevenir la transmisión de virus como la gripe o el SARS-CoV-2. En efecto, su conclusión es que el uso comunitario de mascarillas quirúrgicas supone “poca o ninguna diferencia en el desenlace de gripe/SARS‐CoV‐2 confirmada en laboratorio en comparación con no utilizarla”, y que “las mascarillas N95 (FFP2) no implican “diferencias claras en comparación con el uso de mascarillas médicas/quirúrgicas (…)[10]”.

Si las mascarillas quirúrgicas y FFP2 no servían para impedir el contagio y la transmisión del virus (como evidencia que dos años de obligatoriedad no impidieran que éste circulara a voluntad), imaginen cómo nos tomaron el pelo con las mascarillas de tela. En España, tras torturar a los niños en colegios transformados en campos de concentración, la tomadura de pelo continuó en el transporte público y continúa aún en hospitales y farmacias.

La campaña de terror mediática también hizo creer que toda la población estaba expuesta a idéntico riesgo cuando se sabía que estadísticamente la enfermedad sólo revestía peligro para personas mayores y para quienes sufrían comorbilidades muy específicas. A pesar de que esta evidencia era conocida desde principios de 2020, Gates tuvo la desfachatez de afirmar en 2022 que “[al principio] no entendíamos que el covid tenía una letalidad bastante baja y que sobre todo afectaba a los ancianos, de modo similar a la gripe, aunque algo diferente[11]”. Los adultos sanos y, sobre todo, los jóvenes, adolescentes y niños, nunca corrieron un grave riesgo, pero este dato se ocultó para mantener a la población aterrorizada y maximizar el lucro del escandaloso programa de vacunación universal.

Asimismo, el contubernio político-mediático-farmacéutico negó el poder de la inmunización natural y exigió a quienes habían pasado la enfermedad que se vacunaran igualmente. La literatura médica y una robusta evidencia científica decían que esto era un disparate, y así lo denuncié desde el principio. Tres años después, un macro estudio financiado por la Fundación Gates concluye que la inmunización natural otorgaba una protección “igual o superior” a la de las vacunas, “muy elevada y duradera” contra la reinfección y gravedad para las variantes anteriores a ómicron y algo menor contra la reinfección, pero igualmente potente contra la gravedad, con ómicron[12]. La realidad es que la inmunización natural de virus respiratorios, que excita la producción de anticuerpos IgA en las mucosas y la inmunidad celular (células T), es siempre superior a la provista por vacunas sistémicas como las del covid.

Terapias genéticas y “vacunas” ineficaces e inseguras

Finalmente topamos con las terapias genéticas o “vacunas” covid imprudentemente aprobadas e impuestas a toda la población sin que cumplieran con los requisitos exigidos a toda vacuna: necesidad (criterio incumplido salvo para la población de riesgo), eficacia y seguridad. Incluso crearon un pasaporte sanitario para forzar la vacunación de los renuentes a pesar de que las “vacunas” nunca fueron concebidas para impedir la transmisión (como reconoció la propia Pfizer), de modo que la meta del 70% de inmunidad de rebaño no dejó de ser otra quimera para vender más vacunas. El fracaso de las vacunas antigripales, que “60 años después de su introducción no han logrado nada para prevenir la infección”, es un ejemplo de que “ninguno de los virus respiratorios en mucosas ha sido efectivamente controlado por ninguna vacuna[13]”. Esto se sabía desde un principio, pero se ocultó.

En la edición de Davos de 2022 el propio Gates reconoció que las vacunas covid “no tienen un efecto demasiado duradero y no son buenas bloqueando la transmisión”, con lo que se preguntaba “qué sentido tenía” comprobar si las personas estaban vacunadas[14]. Irónicamente, en Davos la organización exigía prueba de triple vacunación[15].

Las “vacunas” no sólo han resultado ineficaces e innecesarias para la inmensa mayoría de la población para la que el covid era estadísticamente leve (como se sabía, repito, desde 2020), sino que han provocado unos efectos adversos sin precedentes que explicaría el actual exceso de mortalidad cardiovascular y una multitud de bien documentados efectos isquémicos, inmunitarios, oculares, neuropáticos, herpes, menstruales, de fertilidad masculina e incluso cancerígenos[16].

¿Quién asumirá la responsabilidad?

Ante tanta acumulación de evidencias, ¿qué responsabilidad asumirán los políticos y las autoridades “sanitarias” que nos encerraron ilegalmente impidiéndonos circular con libertad, que abandonaron a nuestros mayores y los condenaron a morir solos, que nos obligaron a pasear como presos dos horas al día, a llevar mascarilla en el campo y a sentar familias separadas en restaurantes, que incitaron al odio hacia los no vacunados y nos empujaron mediante el pasaporte sanitario a inyectarnos unas terapias genéticas experimentales, ineficaces y poco seguras?

¿Qué responsabilidad asumirán los periodistas ignorantes y sin escrúpulos que aterrorizaron a la población durante dos años mintiendo constantemente, ocultando la realidad de las mal llamadas “vacunas” como si fueran agentes de ventas de la industria farmacéutica, animando escandalosamente a inyectarse a jóvenes, embarazadas y niños y censurando a quienes aportaban datos científicos mientras los estigmatizaban calumniándolos hipócritamente como “negacionistas”?

¿Qué responsabilidad asumirán las turbias agencias del medicamento que parecen controladas por las grandes empresas farmacéuticas y aprobaron con enorme negligencia[17] unos productos ineficaces e inseguros mientras boicoteaban todo tratamiento terapéutico? ¿Y los colegios de médicos que amenazaron y persiguieron a los pocos facultativos que osaban levantar su voz para protestar ante tanto atropello acientífico?

¿Qué responsabilidad asumirán tantos médicos de especialidades de todo tipo que incitaron a sus pacientes a vacunarse indiscriminadamente sin distinción de edad o circunstancias y ahora callan los efectos secundarios que ven de primera mano, que aceptaron como obedientes funcionarios las consignas de las “autoridades” sin pensar por sí mismos y sin leer un solo estudio científico sobre el covid mientras pontificaban desde su ignorancia abusando de la autoridad de la bata blanca?

¿Y qué decir de aquellos “expertos” entrevistados en los medios que no paraban de repetir necedades políticamente correctas atraídos por el brillo de un protagonismo efímero y que ahora han vuelto a la sombra de la que nunca debieron salir?

Contrasten estas actuaciones con la de los pocos médicos que tuvieron el enorme coraje de poner en peligro su carrera para defender la verdad científica o la de aquellos que no tenían tiempo de dar su opinión porque estaban ocupados tratando desesperadamente de salvar vidas en aquella traumática primavera de 2020. O la de aquellos ciudadanos, por cierto, que resistieron heroicamente la presión e histeria de las masas y decidieron no vacunarse en ejercicio de su libertad.

¿Qué lecciones debemos sacar de este enorme fraude?

La experiencia del Himalaya de falsedades que hemos vivido debería enseñarnos a desconfiar axiomáticamente del contubernio político-mediático-farmacéutico, de las “autoridades” políticas o sanitarias, pues son la misma cosa, y de la enorme corrupción que engloba a la industria farmacéutica y el amplio campo de voluntades que puede comprar.

De modo más profundo, lo que hemos vivido es un colosal fracaso del cientificismo que propugna la omnipotencia del hombre y “La Ciencia”, el mismo que despreciaba nuestro maravilloso sistema inmunológico natural mientras ponía su fe en una chapuza de “vacunas”, y cuyas ínfulas no son más que un despliegue de soberbia.

Pero lo más importante que debemos aprender es que quienes han aprovechado un accidente de laboratorio para poner en marcha un experimento totalitario creen haber creado un precedente y aspiran a lograr el atajo hacia un gobierno global mediante una dictadura sanitaria global. Ésta es la función del Tratado de Pandemias que la OMS (cofinanciada por la Fundación Gates) quiere aprobar antes de que el senil Darth Biden abandone el poder.

Este tratado otorgaría potestad absoluta a la OMS en caso de emergencia sanitaria e incentivaría estados de pandemia permanente. No olviden que la OMS[18] modificó la definición de pandemia para que incluyera cualquier enfermedad contagiosa, aunque fuera un virus conocido y estadísticamente leve[19], que aprovechó la insignificante viruela “del mono”, que ya nadie recuerda, para declarar una “emergencia sanitaria internacional[20]” y que tres años después aún mantiene vigente la declaración de pandemia con el covid. Ésta es una amenaza real para nuestra salud y libertad. Tómenla en serio.

 

POLÍTICAS SUICIDAS

Las políticas suicidas de la UE, apoyadas por cierto por España, sobre la supresión de fabricar vehículos con combustibles fósiles, a partir del 2.035, ya está causando un daño irreparable.

Es verdad que Italia, Alemania y otros países del este de Europa se niegan a ratificar el acuerdo y ello es una puerta a la esperanza, pero el daño ya está hecho en el sector poniendo en riesgo en todas Europa miles y miles de puestos de trabajo.

Ford de Almusáfes en Valencia, acaba de anunciar un ERE de 1.100 trabajadores el doble de los previsto por la caída de la demanda, creada por la incertidumbre propiciada por UE y que ha contado con el apoyo del Gobierno de España, a pesar de que el sector del automóvil supone en España, nada menos que un diez por ciento del PIB y miles de puestos de trabajo.

Sólo desde la “locura”, desde el deseo de empobrecer a la población se entiende esta decisión única en el mundo y que deja a la UE en manos de intereses ajenos a los propios ciudadanos europeos.

O la sociedad europea en su conjunto, reacciona y saca de los diferentes gobiernos, este tipo de dirigentes o en pocos años, Europa, será un territorio pobre y sin recursos económicos.

Son ya demasiadas las decisiones absurdas e increíbles, las que se toman en Bruselas, para pensar que ello no es casualidad, sino fruto de un proyecto aparentemente “macabro”.  

“MUY MALA PINTA”

Desde el máximo respeto a la presunción de inocencia de todas las personas y empresas, las presuntas graves irregularidades e ilegalidades en la Consejería de Obras Públicas, dan la sensación cada vez mayor, de ser una forma de corrupción sistémica, a tenor de lo que revela El Diario Montañés, en sus páginas de la presunta implicación de otras empresas cuyos delitos ya han prescrito por ser antiguas, y un dato muy determinante: las supuestas ilegalidades tuvieron parece ser, una tregua durante el tiempo que el PP, estuvo dirigiendo dicha Consejería.

No se puede poner puertas al campo y esconder las graves responsabilidades políticas, máxime cuando la exigencia con otras formaciones, han sido máxima y en algunos casos, hasta despiadada.

Ya sabemos que el refranero popular es muy sabio: “consejos doy que para mi no tengo” o como recoge el Evangelio: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis y no seréis juzgados; perdonad, y seréis perdonados”.

Desde luego, debemos de ser respetuosos y compasivos desde el punto de vista humano, con las personas que han podido obrar mal como parece, otra cuestión, es la responsabilidad política, máxime, en un momento, en el que la mayoría de los ciudadanos, tienen dificultades para llegar a fin de mes y se encuentran con informaciones, que aunque puedan estar sacadas de contexto, dan una sensación de frivolidad y falta de respeto a los habitantes de está tierra, absoluta.

Ante la falta de explicaciones convincentes, nadie debería extrañarse de, que se pueda pensar de todo, lo que tampoco debiera ser óbice, para que los medios en la necesaria labor informativa, seamos prudentes y respetuosos con la presunción de inocencia, eso si, buscando la verdad y el bien y pidiendo coherencia y sobre todo certidumbre, porque estamos muy cansados de tantas mentiras.

La verdad nos hace libres, la mentirá nos destruye.

 

SERIAS DIFICULTADES PARA ENCONTRAR CANDIDATOS EN PEQUEÑOS Y MEDIANOS AYUNTAMIENTOS

El descrédito de la actividad política, está propiciando que los grandes partidos tengan serias dificultades para la elaboración de sus listas electorales en pequeños y medianos municipios de Cantabria.

Cada vez es mayor, el rechazo a participar en la actividad política en los Ayuntamientos y entes locales, debido al desprestigio de la actividad política, a la exposición mediática y al mal funcionamiento democrático de los diferentes partidos.

Nada de todo lo que está sucediendo es de extrañar, y la mayor de las responsabilidades, está en la falta de una autentica democracia interna en el seno de las formaciones .

Por otro lado, la actividad política requiere una serie de compromisos y sacrificios, que cada vez menos personas están dispuestas a afrontar.

En realidad todo ello, es el resultado de diferentes variantes que concurren, pero de manera especial, del desapego que la población tiene de la política, debido al descrédito permanente que las cúpulas han propiciado en los últimos años.

A este paso, vamos a ver, en anuncios por palabras, como se ofrecen cargos de concejales en algunos Ayuntamientos, una muestra de que el sistema funciona muy mal.

CANTABRIA EN EL FURGON DE COLA DE LA ECONOMÍA NACIONAL

No hay publicidad que pueda enmascarar, el declive económico de esta Comunidad, como recogen todos los indicadores económicos.

Cantabria, según la Fundación Funcas, será una de la siete Comunidades Autónomas que no recuperaran este año el PIB anterior a la pandemia de COVID.

Cantabria, junto con Asturias, Cataluña, Baleares, Canarias, Extremadura y Castilla y León, son las siete Comunidades que este año no recuperaran el PIB pre-COVID.

Un fracaso económico más, es una región que languidece, sin que la sociedad civil reaccione y ante la incompetencia general de gran parte de la clase política.

Nuestros jóvenes se tienen que marchar a Madrid y otras capitales extranjeras a trabajar, porque nuestra Comunidad, no es capaz de generar el tejido industrial y laboral para poder darles cabida. Una Comunidad fuertemente endeudada en más de 3.000 millones de euros y cada vez, con menor margen para invertir.

Una sociedad envejecida, con muchas personas dependiendo del erario público a través de las prestaciones a funcionarios y jubilados.

Es necesario que la sociedad tome conciencia de la situación para que reaccione y exija a la clase política otra forma de actuar.

Cantabria, la prospera Montaña que era la envidia de tantos, por su desarrollo, languidece en el “furgón de cola”, en medio de la ineficacia y el pasotismo.

La capacidad de gestionarnos ha sido todo un fracaso, aunque la publicidad y el sentimentalismo, evite que se reconozca en realidad.

 

“HOOLIGANS POLÍTICOS”

Cada vez está más claro que los dirigentes políticos, casi todos, y muchos de sus seguidores, se comportan como “hooligans”, siempre tienen una disculpa a mano para quitar importancia, lo que hace mal su formación, aunque el mal suponga un escándalo.

Te sueltan siempre la misma frase, infantil y propia de “forofos”, recordando un caso de la otra formación, aunque este haya sucedido hace décadas, la cuestión es no admitir, que todos somos mortales y en todas las organizaciones políticas hay “ovejas negras”.

Los míos son perfectos, no roban no delinquen, nunca se equivocan, es algo totalmente absurdo; con lo fácil que sería, reconocer el daño hecho, pedir perdón y arrepentimiento sincero.

Es que algunos políticos, viven en una realidad paralela y de tanto mentir , se han creído sus propias incoherencias y mentiras y así es imposible mejorar la sociedad.

Si no se recupera la verdad y la sinceridad, la clase política no tendrá en general, salvo excepciones credibilidad de ningún tipo, y luego se extrañan de ello.

Mentir a sabiendas que se miente, es pura corrupción, porque se engaña a los ciudadanos y se corrompe la democracia, lo triste de todo, es que a los “forofos” políticos, no les importa que sus propios líderes les mientan a la cara, les da igual, han perdido cualquier conciencia y cualquier relación con la verdad.

 

“SE RÍEN DE NOSOTROS SIN PUDOR”

Habría que pedir responsabilidades políticas y si llegará al caso judiciales, por los estados de alarma y los confinamientos, que tantas secuelas de carácter psíquico han dejado en la población y han devastado nuestro tejido económico.

¿En base a que informes se tomaron decisiones tan descabelladas e incluso ilegales?, ¿quienes fueron los cerebros que así obraron, con nombres y apellidos?.

¿Porqué no se escucho a los científicos que realizaron la declaración de Great Barringhton, contrarios a cualquier confinamiento por ser perjudicial para la salud?.

Se debe de abrir una investigación urgente, para conocer los motivos por los que los países más vacunados, han tenido más aumento de la mortalidad.

Los políticos, me refiero a los máximo dirigentes, han seguido instrucciones extrañas y desconocidas y por ello deben de responder y dejar de mentir de una vez.

Los ciudadanos españoles, hemos sabido que mientras a la población se la asustaba permanentemente a través de los medios de comunicación, y se la quitaban sus derechos, había políticos que salían del Congreso a restaurantes de lujo y asistían a fiesta repugnantes.

Si nadie responde de ello, es que no estamos en una democracia, sino en un régimen aparente que más se parece a una dictadura.

Demasiados políticos, se ríen de nosotros sin pudor, pero hay que decir, ¡basta ya¡.

LA SOBERBIA ES MUY MALA CONSEJERA

Resulta, que los que miran hacia otro lado, cuando se habla mal de España, se desprecia su bandera, o incluso pactan con aquellos que demuestran querer destruir la unidad nacional, nos hablan ahora de patriotismo, porque una importante empresa como es Ferrovial, puede trasladar su sede social a Ámsterdam.

Dentro de la UE, cualquier ciudadano y cualquier empresa puede marcharse a donde quiera dentro la Unión, por lo tanto Ferrovial, esta haciendo nada más que uso de un derecho legítimo.

Por otro lado, si está empresa que tiene el ochenta por ciento de su negocio en el extranjero, considera que para su estrategia comercial, es mejor situarse en Holanda, nada debe de decir el Gobierno y mucho menos de forma lamentable como lo ha hecho.

No se puede hablar de los “señores del puro”, inventarse historias para no dormir, freír a impuestos y luego hablar de patriotismo.

El patriotismo, hay que tenerle, gastando sólo lo necesario, no creando “chiringuitos” innecesarios, no gastando en asesores ni en Ministerios inútiles, no utilizando el Falcón a todas horas y no dando subvenciones a otros países, como si aquí nos sobrase el dinero.

Por lo tanto, menos quejas y más humildad en el trato a las empresas y a los ciudadanos en general, porque la soberbia es muy mal consejera.  

“RESETEAR EL SISTEMA”

Se nos acaba el papel, si reseñamos los diferentes casos de corrupción que “pululan” por nuestra piel de toro, estamos tocando fondo, el sistema se resquebraja y no aguanta, para colmo, una de las grandes empresas de este país “toma las de Villadiego y lleva su sede social a Ámsterdam, Ferrovial, uno de los gigantes de la construcción mundial con una liquidez de 6.118 millones dejará de declarar en nuestro país.

Este país no funciona, los dirigentes no sirven. porque la gran mayoría, no han gestionado nada en su vida, la oposición por su parte, tiene miedo a presentar a los ciudadanos las reformas que son necesarias para salir de este precipicio y así languidecemos en medio del gran pecado de esta sociedad: la mentira permanente.

Todo el sistema necesita ser “reseteado”, pero nadie en realidad tiene fuerza y valentía para hacerlo, por otro lado el ejemplo de los países europeos que hasta hace años eran una pauta a seguir, se ha diluido, porque casi todos sufren en mayor o menor medida los mismos males: el relativismo y la mentira.

En estos momentos, se necesita una revolución pacifica de ideas y ética que nazca de abajo y que llegue a la clase política, una clase política que por cierto, ha dejado en demasiados casos de ser servidores orgullosos de su función para convertirse en meros asalariados de la propia política.

A nivel nacional y regional, a los ciudadanos les llega la sensación, que el “sin sentido” contamina a nuestros gobernantes y que demasiados, sólo piensan en los intereses propios y de partido y no de los ciudadanos.

Por favor, “que alguien mande parar”.