La mentira, se está convirtiendo en uno de los elementos más tóxicos de está sociedad y amenaza con llevarnos al desastre en nuestras relaciones personales, sociales y políticas.
Dijo en su día el escritor Alexander Solschenitzyn, cuando abandono la antigua Unión Soviética: “Dejad de mentir y el comunismo caerá”.
Esta frase, por si mismo, demuestra que la mentira es elemento fundamental para el sometimiento de los pueblos y la coacción de las libertades.
En las democracias serías, el mentir puede llevar y de hecho lleva, a la dimisión de la persona que miente.
En España, sin embargo, la mentira es consentida por gran parte de la sociedad, que prefiere no saber la verdad y no castiga a aquellos que mienten de forma habitual.
El mentir, es corrupción, es dejar al ciudadano indefenso ante cualquier tropelía que pueda hacer el poder, y dejar sin sustento al propio valor de la palabra y por lo tanto a la propia democracia.
Tanto la derecha política como la izquierda miente, aunque más la izquierda actual, al quedarse sin mensaje y sin proyecto que ofrecer para una vida mejor.
Para renovar la vida política y regenerar el sistema democrático, debiéramos iniciar una gran campaña contra la mentira, castigando socialmente a aquellas personas que sobre todo, desde cualquier poder engaña con falsas promesas a los ciudadanos.
Sin duda, sería poner la primera piedra de una democracia con credibilidad y con futuro.