EL FALSO PROGRESISMO

A todas horas, por tierra, mar y aire, se nos habla de “progresismo” de modernidad, en realidad de falacias y de mentiras que para cualquier ser humano que piense sin sectarismo debiera de parecerle algo increíble.

Que progreso tiene un país en el que el 53,2 por ciento de los jóvenes entre 16 y 29 año que viven en hogares, tienen dificultades para llegar a fin de mes.

Recientemente en una encuesta que publicaba el diario El Mundo, se recogía que el 63,7 por ciento de los jóvenes no tiene esperanzas de cobrar en el futuro una pensión y un 52,9 cree que no tendrá una vivienda en propiedad.

Este es el progresismo del gasto inútil, para unos pocos, de la subvención fácil para los afines, es el “progresismo”, que crea desigualdad entre regiones y que hace que estemos perdiendo renta per cápita y que cada vez seamos más pobres y con menos poder adquisitivo, mientras que unas “elites” políticas se sitúan social y económicamente con más poder a través de medias verdades o directamente mentiras, dejando el país endeudado hasta límites desconocidos.

No hay progreso, lo que hay es un “mantra”, repetido por casi todos los medios de comunicación, como si la palabra fuera un pasaporte a la modernidad, cuando lo que los datos demuestran, es un timo absoluto.

No hay progreso, cuando nuestras libertades son coartadas a base de legislar todo, de tal forma que hacen insoportables algunas decisiones.

Cuando a ustedes les hablen de progresismo, realmente nos están hablando del progreso de unos pocos y de la pobreza y desesperanza del resto.