La llamada Conferencia de Presidentes de Comunidades, celebrada este viernes en Barcelona, como todas la anteriores, ha sido una «tramoya», toda una parafernalia, que no sirve para nada más que para hacer fotografías y como en este caso, desvió de la atención de los temas importantes.
Sería «milagroso» que una Conferencia, en la que participan todos los Presidentes de Comunidades y de las Ciudades Autónomas, Ceuta y Melilla, por espacio de sólo diez minutos de tiempo por interviniente, tuviera el más mínimo éxito. cuando los temas a tratar son tantos y complejos que hubieran necesitado de varios días de reuniones previas entre los representantes de la Comunidades y el Gobierno a nivel técnico y político.
Pero lo más vergonzoso de está reunión de Barcelona, es que la actual situación política que se viven en España, hace imposible cualquier diálogo; cuando tenemos un Gobierno dispuesto a superar cualquier línea roja, sin presupuestos y rodeado de casos muy graves de supuesta corrupción.
Por lo tanto, los Presidentes de Comunidades, se han prestado voluntariamente a una especie de «sarao», que sólo sirve para «blanquear» a un Presidente del Gobierno de España, que lleva varias semanas sin dar explicaciones de nada, prácticamente desaparecido para los ciudadanos.
Así pues, todos los máximos responsables de la diferentes Comunidades, se han prestado a esta especie de «tramoya» inservible y que sólo ha deparado gastos.
Los máximos representantes de las regiones gobernadas por el PP, han contribuido, por miedo, estrategia o por otras causas que desconocemos, a una representación de fotos y de gastronomía catalana a costa del erario público, máxime cuando han convocado para el Domingo a los ciudadanos a manifestarse en Madrid, contra el Ejecutivo, por la grave situación política que vivimos.
Todo. una pura contradicción y una falta de criterio, que da la sensación, que al igual que el Gobierno, no muestra respeto alguno, a la inteligencia de lo ciudadanos
Una vez más, lo que debiera de ser un alternativa política solvente, demuestra derretirse como un azucarillo, ante un situación crítica como la que vive España.