UNA CONSTITUCIÓN QUE NO SE RESPETA

La Constitución Española, se está convirtiendo en una especie de adefesio, que no se cumple en los temas más fundamentales y que encima los diferentes Tribunales Constitucionales desde la vergonzosa sentencia del caso Rumasa, han ido destruyendo en su sentido, esencia y respeto con una gran parte de sus sentencias.

Es verdad, que los redactores de la misma, pusieron toda su mejor intención, en redactar un texto que sirviera, pero pasados los años la Carta Magna, ha quedado destrozada en su interpretación, lo que además lleva al fracaso el propio funcionamiento del Estado, principalmente, el sistema autonómico, que se ha convertido en el «caballo de Troya» de nuestro grandes problemas, por la deslealtad de los políticos y por el ansia de poder de los partido nacionalistas e independentistas.

Se ve de forma permanente, que el sistema no funciona, pero ahora es poco menos que imposible frenar, esta situación de  burocracia y desgobierno que se ha creado y que hace que nuestro bienestar y derechos cada vez se encuentren en una situación más crítica.

En realidad, el sistema autonómico se parece a un tren de mercancías sin frenos bajando una fuerte pendiente, es casi imposible de parar.

Tenemos un idioma el español, que se habla por seiscientos millones de personas en todo el mundo y sin embargo en algunas Comunidades de España, es casi perseguido, a pesar que el articulo 3 de la Constitución, que no se respeta dice que el castellano es la lengua oficial del Estado y que todos los españoles tienen el deber y el derecho a usarla.

Diga lo que diga, esto da igual, porque el ser humano utiliza el idioma para entenderse y no para crear murallas, como en el fondo quieren hacer estos políticos de «tres al cuarto» que entre ellos informalmente hablan en castellano, y luego para dividir piden traducción y «pinganillos», todo claro con el dinero de los sufridos contribuyentes.

El sin sentido, la desvergüenza, es moneda de cambio en la vida política española, llevándonos a una profunda crisis de Estado, que tiempo al tiempo, sólo no dará gasto insoportable, sufrimiento y división.

Por todo ello, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, ha tenido el arrojo de dejar en ridículo a políticos ridículos y miedosos, incluidos algunos de su propio partido.

Una cosa es defender la lengua de una Comunidad, con normalidad, lo que es lógico en el propio entorno que se utiliza, y otra, pedir traducción para generar divisiones y muros, que es lo que en el fondo pretenden, porque en realidad nada positivo tienen que ofrecer.

Todo una pena.

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