La reciente sentencia del Tribunal Constitucional, por la que se ratifica que las jóvenes de dieciséis y diecisiete años puedan abortar sin conocimiento de sus padres, es desde luego una decisión perniciosa, lamentable para el bien de las jóvenes, que en un momento fundamental de sus vidas, se encuentran desprotegidas de consejo, atención de sus familiares. Es además, un acto contrario al espíritu de la Constitución.
El prestigioso jurista, ex Magistrado del Tribunal Supremo y del Tribunal Europeo de Derecho Humanos, D. Javier Borrego, en un peritaje realizado hace apenas un año sobre el derecho a vida para un organismo internacional, señalo que “hablar del aborto, como una interrupción voluntaria del embarazo, no responde a la realidad de su sentido: cesar, acabar definitivamente con un embarazo, es querer usar la palabra interrupción , como arsénico y tras repetirla y repetirla suavizar su verdadero significado, matar un nasciturus.
En su peritaje, muy minucioso, denuncia que para evitar entrar en el derecho a la vida que garantiza la carta de Derechos Fundamentales de la UE, se entra a través del articulo 8 respeto a la vida privada y familiar, lo que a juicio de D. Javier Borrego, se está convirtiendo, como un espectáculo de magia, en el derecho humano periférico, que como las vías periféricas de las grandes ciudades, facilitan contornear, circuvándola, no se entra en ella, pero se pasa por ella rodeándola.
En definitiva, la sociedad en su conjunto, esta siendo engañada, y se ha pervertido un derecho fundamental como es el derecho a la vida y lo que aún es de mucha mayor gravedad, se trata de hacer de la muerte del nasciturus, nada menos que un derecho, algo más propio de una sociedad “enloquecida”.
Como recoge en su informe D. Javier Borrego, si se pretende sostener que el aborto es un derecho humano, habrá que decir entonces que es un derecho humano sui generis, pues un derecho humano que está en el comercio, se puede comprar, y que es renunciable. O sea, peligrosísimo precedente pues abre la puerta a declara derechos humanos que no son verdaderos derechos humanos, y se desvirtúa la naturaleza de los derechos humanos.