Caminamos hacía lo absurdo, hacia un vida fuera de la realidad y dominada por la mentira y el engaño.
Cuando veo en pleno verano con altas temperaturas, como un decreto ley del Gobierno de España, hace por ejemplo que los conductores de autobús, tengan que soportar una mascarilla sudorosa y estar durante su jornada laboral re-inhalando el aire que respiran con una deficiencia de oxigeno y con una importante saturación de dióxido de carbono, me pregunto donde están los informes científicos que recomiendan tal decisión, dañina para la vida.
Me pregunto, quién se hace responsable de tal cuestión absurda, como la de tener que llevar en los transportes públicos la mascarilla, dándose el caso curioso de que en plena bahía de Santander, se tenga que poner uno la mascarilla, si utiliza las lanchas tan queridas de Los Regínas, dado que la legislación así lo pide.
Con el máximo respeto a todos los seres humanos, tengo que decir que si los “tontos” volasen no veríamos el cielo.
Nadie conoce los informes, como ocurre con el llamado decreto de ahorro de energía o como sucedió en la pandemia, que resulta que no existían tales expertos ni informes.
España, se está convirtiendo en “líder” de lo absurdo y parece que la sociedad muy mal informada lo acepta, así que el “rebaño” cada vez sabe menos y se preocupa menos, de nuestras libertades, sobre todo mientras que tengamos una subvención para llevarnos a la boca.