OPORTUNIDADES PARA CRECER

 

OPORTUNIDADES PARA CRECER

POR MARÍA TERESA PORTILLA DEL RIO

 

Todo momento de crisis supone en sí mismo dificultad, complejidad, incertidumbre, cambio, preocupación (si no miedo)… Sin embargo, en la vivencia de todo lo anterior, la clave está en el afrontamiento, del cual obtenemos los frutos del aprendizaje vital profundo que nos enriquece como personas.

En este sentido, la situación social que estamos viviendo, viene a abrirnos a todos y cada uno de nosotros una nueva oportunidad de crecimiento personal que debemos aprovechar.

Son muchas, podríamos decir todas, las dimensiones de nuestra vida afectadas de uno u otro modo y en una u otra medida por la llegada de este virus y las consiguientes medidas para hacerle frente; pero permítanme poner el foco en los nuevos escenarios de convivencia familiar que se nos presentan y en la población infantil.

De forma inesperada nuestras rutinas domésticas marcadas por los dinamismos sociales, se han detenido para dar paso a un espacio/tiempo desconocido en el que niños y niñas no acuden a la escuela, padres y madres se adaptan y tratan de sobrevivir en condiciones laborales fuera de lo ordinario y abuelos y abuelas ven desde una mayor vulnerabilidad amenazada su salud. He aquí el reto de todos: seguir aprendiendo  (a distancia), trabajando (con nuevos condicionantes), haciendo funcionar nuestros hogares  (en las nuevas limitaciones) y siendo apoyo en el funcionamiento familiar. Nadie ha dicho que sea fácil, pero este ejercicio de responsabilidad ciudadana que se nos impone, nos brinda nuevas oportunidades que las familias no debemos dejar escapar:

 

-Desde el diálogo y la reflexión compartida con los nuestros, se trata de buscar y compartir información veraz de la situación tanto entre adultos, como con los niños y adolescentes. Tenemos a nuestro alcance a través de los medios contenidos para todas las edades que hemos de procesar cada uno en su etapa vital y en interacción con los nuestros para poder asumir una ciudadanía activa, que trata de comprender lo que pasa y por qué pasa como fundamento de su actuación. Es por tanto momento de educar para la ciudadanía a los más pequeños desde la propia experiencia, pudiendo entender a su nivel la causa de lo que está sucediendo, por qué hemos de actuar de cierta forma y cómo hacerlo de la mejor manera posible. De esa manera cobra sentido para ellos el permanecer en casa, el seguir haciendo tareas escolares, el colaborar con el funcionamiento doméstico, el ser flexible ante imprevistos…

-Si bien los horarios y calendarios se vuelven complejos, cabe que surjan momentos de encuentro, de estar juntos, que en circunstancias normales no se dan. Evitemos que se nos escapen entre la urgencia y la improvisación que también se nos requieren ahora mismo  y aprovechémos en la medida en que sea posible para generar pequeños espacios de bienestar. No perdamos de vista que merece la pena un ratito para sacar ese juego de mesa que a penas hemos estrenado, para leer un cuento, para ver juntos una película, para saber un poco más de ese personaje al que siguen o de ese videojuego que les encanta… No olvidemos que invertir también en esto es valor seguro para el bienestar de los nuestros y para dotar nuevos significados  a estos días.

-La necesidad de apoyo mutuo y responsabilidad social, genera también terrenos para educar en la solidaridad a los más pequeños y a todos en general, cargando este concepto muchas veces aludido en abstracto de contenido real y cercano. No me refiero tanto a acciones preestablecidas de ayuda a quien lo necesita, que también, porque cobran especial relevancia en situaciones como esta; sino más bien a aquellas acciones que pueden ser practicas realizadas o simplemente observadas por los niños y niñas :esas llamadas telefónicas a los abuelos para ver cómo están y si necesitan algo, la ayuda a un vecino o un amigo que por diferentes motivos puede necesitar de nosotros, observar, tomar conciencia y valorar la entrega del personal sanitario y otros profesionales especialmente dedicados estos días al servicio de todos, priorizar el bien común sobre los propios intereses… 

 

Estos ejemplos del entorno familiar que buscan reflejar las oportunidades del momento en que vivimos, lejos de volver la cara a la realidad y negar el desafío que tenemos, precisamente constituyen una forma de  afrontarlo desde nuestros entorno próximo para salir reforzados como personas y como sociedad.